¿Es efectivo eliminar lobos para evitar los ataques recurrentes al ganado?

En el año 2015 se realizó un estudio en Montana, Idaho y Wyoming con el fin de determinar la efectividad de la eliminación de lobos en zonas donde se produjeron ataques al ganado. El trabajo fue publicado en la revista The Journal of Wildlife Management. El «Factor de Impacto» es un indicador bibliométrico usado para medir la calidad de una revista en función del promedio de citas que reciben los artículos publicados en un período de dos años. Actualmente es el indicador más utilizado a nivel mundial en los procesos de evaluación de revistas. En el año 2014  (aún no están disponibles los datos para el año 2016), la revista The Journal of Wildlife Management tuvo un «Factor de Impacto» de 1,726. La siguiente tabla muestra la clasificación de la revista en su categoría temática en función de este parámetro en el año 2014 (Journal Citation Reports, 2016).

Categoría de la revista

Total de revistas

Posición de la revista

Cuartil

Ecología

145

76

Q3

Zoología

154

41

Q2

Los autores y otros datos del artículo:

Bradley, E. H., H. S. Robinson, E. B. Edwards, K. Kunkel, M. D. Jimenez, J. Gude and T. Grimm (2015). «Effects of Wolf Removal on Livestock Depredation Recurrence and Wolf Recovery in Montana, Idaho, and Wyoming.» The Journal of Wildlife Management 79(8): 1337-1346.

Para llevar a cabo este estudio, se examinaron los datos de ataques al ganado y de eliminación de lobos en Montana, Idaho y Wyoming que se realizaron bajo la autoridad del Servicio de Pesca y Vida Salvaje de Estados Unidos (del inglés U.S. Fish and Wildlife Service – USFWS) y la agencia del estado desde 1989 a 2008. Los autores centraron su análisis en los ataques de manadas de lobos conocidas.

Su primer objetivo fue evaluar los efectos relativos de 3 medidas de gestión de los ataques: no eliminación, eliminación parcial y eliminación completa de la manada. Plantearon estas hipótesis:

  1. después de cada medida, se observarían diferencias en las manadas a la hora de volver a depredar sobre el ganado
  2. los efectos de cada medida serían distintos entre estaciones y tipo de ganado

El segundo objetivo fue evaluar la eliminación parcial de forma independiente y comprobar las siguientes hipótesis:

  1. los efectos de este tipo de eliminación serían distintos en función del tamaño de la manada
  2. los efectos de este tipo de eliminación serían diferentes si se elimina una hembra reproductora o un macho adulto

En tercer lugar, testaron la hipótesis de que la recurrencia en la depredación en áreas locales sería mayor a medida que la población de lobos aumentase en el norte de las Montañas Rocosas.

El cuarto objetivo fue evaluar los efectos en la recuperación de la población de lobos tras su eliminación como consecuencia de los ataques al ganado. Testaron la hipótesis de que la eliminación parcial de una manada afectaría al estado de la pareja reproductora al año siguiente.

Los datos registrados fueron todos los episodios de depredación de lobos confirmados entre los años 1989 y 2008 y las medidas de gestión llevadas a cabo con éxito mediante la eliminación de ejemplares por disparo desde helicóptero. Algunos lobos fueron eliminados por los propietarios de las tierras o sus agentes con permisos emitidos por la agencia o bajo las leyes federales aplicables o del estado de defensa de propiedad. Este tipo de eliminaciones constituyeron un porcentaje bajo de todas las realizadas a lo largo de los años y nunca acabaron con una manada completa (USFWS et al., 2009). También se realizaron algunas traslocaciones en zonas de ataques por parte del USFWS, pero la práctica fue abandonada en 2002 (Bradley et al., 2005). Este tipo de acciones se consideraron como eliminación si los ejemplares no retornaron a su territorio original.

Los autores examinaron los efectos de 3 medidas de gestión a las depredaciones al ganado: no eliminación, eliminación parcial de la manada y eliminación completa de la misma. Se consideró no eliminación cuando ocurrió un fallo en la captura o en la muerte de lobos en un plazo razonable. Se consideró eliminación parcial de la manada cuando parte de la misma fue eliminada, pero algunos miembros del clan se quedaron en su territorio. Los episodios de eliminación completa incluyeron aquellos en los que todos los miembros de la manada fueron eliminados o en algunos casos, los miembros restantes abandonaron el territorio. Aunque en muchos casos se llevaron a cabo métodos preventivos antes y durante los ataques (Bangs et al., 2006), la eliminación fue la herramienta fundamental una vez que comenzaron las depredaciones. No pudieron evaluar la efectividad de los métodos preventivos a causa de su gran diversidad, la inconsistencia en su aplicación y el escaso mantenimiento de los registros.

La recurrencia en la depredación (repetición de ataques) se dio de dos formas:

  1. en el mismo territorio por la misma manada
  2. en el mismo territorio por una manada distinta

Por este motivo, los autores realizaron el análisis desde dos perspectivas: desde la manada o desde el territorio. A menudo, se dieron múltiples casos de depredación por la misma manada. Desde este punto de vista, midieron el tiempo transcurrido entre ataques producidos por la misma manada. Desde la perspectiva territorial, a veces hubo diferentes clanes viviendo en esos territorios a lo largo de los años de estudio. Para este análisis, midieron el tiempo entre depredaciones en un territorio, independientemente de la manada involucrada. Los territorios de las manadas se definieron mediante localizaciones anuales telemétricas de miembros de la manada provistos de radio-collares.

Dividieron los casos de depredación en dos categorías amplias:

  1. ovejas
  2. otros tipos de ganado en el que también se incluyeron las vacas. Menos del 3% de las depredaciones registradas fueron a otro tipo de ganado que no fue ni ovejas ni vacas.

Para comprobar si existían diferencias estacionales entre los dos tipos de depredaciones anteriores clasificaron las estaciones de la siguiente forma: invierno (del 15 de octubre al 1 de febrero), primavera (época de nacimientos y de cría) (del 1 de febrero al 15 de junio) y pastoreo de verano (del 15 de junio al 15 de octubre. Esta clasificación también tuvo la intención de reflejar la variación de la vulnerabilidad del ganado a lo largo del año.

Usaron un modelo de eventos condicionales recurrentes (del inglés conditional recurrent event model) (Hosmer et al., 2008) para medir el efecto de la estacionalidad, el tipo de ganado, los 3 tipos de medida de gestión, el año y las características relacionadas con la manada tuvieron sobre la depredación.

RESULTADOS

Desde 1989 a 2008 se registraron 967 casos de depredación por 156 manadas: 228 a ovejas y 739 a vacas y otro tipo de ganado (5 cabras, 15 llamas y 8 caballos). Se realizaron 593 medidas de gestión: en el 61% no hubo eliminación, en 326 ocasiones hubo una eliminación parcial (34%) y 48 veces se eliminó a la manada completa (5%). En las eliminaciones parciales se eliminó una media de 2,2 ejemplares (rango 1-10, SD = 1,43). Las depredaciones se dieron en todos los meses y de la misma manera sobre las vacas y las ovejas a lo largo del año. Los casos de ataques recurrentes fueron significativamente más abundantes durante la estación de pastoreo de verano, mientras que el riesgo de depredación recurrente no varió entre el invierno y primavera. Las medidas de gestión siguieron una misma distribución siendo la eliminación total algo más constante a lo largo del año.

En los casos de no eliminación, el período entre depredaciones recurrentes fue de 19 días, en los casos de eliminaciones parciales fue de 64 días y cuando se eliminó a la manada entera fue de 730 días (después de su eliminación y la consecuente ocupación del territorio por parte de una manada nueva). Cuando se comparó con la no eliminación, la eliminación total redujo la ocurrencia de posteriores depredaciones en un 79% en un lapso de 1850 días, mientras que la eliminación parcial lo redujo en un 29% en ese mismo lapso. Sin embargo, sólo hubo una diferencia marginal entre la no eliminación y la eliminación parcial si esta última no se realizaba en los 7 días posteriores a la depredación, y no hubo diferencias una vez realizada después de 14 días. Cuando no se realizó la eliminación, hubo un 50% de riesgo a los 18 días. Con una eliminación parcial, ese 50% se extendió a los 63 días y con una eliminación total se consiguió una ventana de 729 días en los que la probabilidad de una depredación recurrente fue menor del 50%. No se encontraron interacciones significativas entre la estación y la acción, lo que sugirió que no hubo diferencias en la eficacia entre estaciones. Los resultados también indicaron que la eliminación parcial o la no eliminación no incrementaron o disminuyeron la eficacia en depredaciones repetidas o acciones repetidas y finalmente, no encontraron interacciones significativas entre la especie y la acción, lo que indicó que la eficacia fue similar si la depredación ocurrió entre ovejas u otro tipo de ganado.

La probabilidad de recurrencia no aumentó después de las eliminaciones de manadas y el aumento de la población de lobos. Cuando se combinaron todas las respuestas juntas, no hubo relación entre los conteos mínimos de lobos y la recurrencia de depredación.

La probabilidad de que una manada tuviera una pareja reproductora al año siguiente de una eliminación parcial aumentó con el tamaño de la manada y la probabilidad de recurrencia de depredación aumentó un 5% por cada lobo que quedo en el clan por ≤ 1 año después de la eliminación. De las 169 acciones no letales, 89 (53%) manadas tuvieron parejas reproductoras al año siguiente. De 140 eliminaciones parciales, 43 (31%) manadas tuvieron parejas reproductoras al año siguiente.

INTERPRETACIÓN DE LOS DATOS SEGÚN LOS AUTORES

De las variables relacionadas con los lobos que examinaron, los autores observaron que el tamaño de la manada fue el predictor más importante para la recurrencia de depredación en el norte de la Montañas Rocosas. Según los autores, manadas más grandes pueden tender a depredar de nuevo más pronto porque tienen mayores requerimientos energéticos. También opinan que este tipo de manadas puede tener mayores tasas de encuentro con el ganado, en especial durante los meses de verano cuando las manadas se encuentran menos cohesionadas y están distribuidas más ampliamente.

La eliminación parcial de las manadas sólo fue ligeramente más efectiva que la no eliminación en cuanto a la reducción de la recurrencia de depredación, y sólo si ocurría dentro de los 7 días después de la depredación. La eliminación parcial resultó una media de sólo 45 días adicionales sin depredaciones en comparación con la no eliminación. Sin embargo, los autores recomendaron ser precavidos a la hora de generalizar los efectos de la eliminación parcial. En el estudio, este tipo de medida se restringió a una media de 2,2 lobos, por lo tanto estos datos representaron pequeñas eliminaciones.

Tal y como los autores esperaban, la eliminación completa de la manada fue la medida que más disminuyó la recurrencia de depredación.

Sin embargo, no encontraron relación entre el tamaño de la población de lobos y la recurrencia de depredación en los territorios donde las manadas fueron eliminadas. Los autores creen que quizás se limitaron a una pequeño tamaño de muestra de eliminaciones completas (n=48), o el conteo mínimo de lobos a lo largo del norte de las Montañas Rocosas pudo no relacionarse correctamente con la densidad de lobos, en especial a pequeña escala. Las observaciones dieron a entender que la escala tuvo importancia. La capacidad del estudio para examinar manadas individuales y sus territorios revelaron que la eliminación de ejemplares pareció reducir la recurrencia de depredación a nivel local, dependiendo del número de lobos que quedasen en la manada. Por lo tanto, los autores recomendaron precaución a la hora de seleccionar una escala de análisis apropiada y sugirieron que, en cuanto a la gestión de los ataques al ganado, es más apropiado estudiarlo a nivel de manada o a escala local.

Reconocieron haber obtenido resultados divergentes con respecto a otras áreas de Estados Unidos y por ello advirtieron de que estos resultados deben ser usados con precaución a la hora de extrapolarlos a otras zonas y períodos de tiempo. Algunos datos de Minnesota sugirieron que algunas granjas redujeron los ataques sin la necesidad de controles letales.

También indicaron que es importante para los gestores decidir qué ejemplares deben ser eliminados. La depredación del ganado por parte de los lobos es un comportamiento aprendido y por lo tanto difícil de detener si todos los individuos de la manada están involucrados (Harper et al., 2005). Los individuos problemáticos, si existen, pueden resultar difíciles de elegir (Linnel et al., 1999). A no ser que este tipo de ejemplares puedan ser identificados, la eliminación generalmente fue no selectiva. Los machos reproductores son más difíciles de identificar que las hembras, y los machos de un año pueden ser difíciles de diferenciar de los machos adultos, en especial después del año; por lo tanto, buscaron los efectos potenciales sobre las hembras reproductoras y los machos mayores de un año. No encontraron evidencias de que al eliminar a una hembra reproductora frenase la depredación más que al eliminar una hembra no reproductora.

Según los autores, el hecho de que las depredaciones descendieran o se mantuvieran a niveles similares después de la eliminación parcial o de la no eliminación, sugirió que la disrupción social derivada de la eliminación de lobos no aumentó las depredaciones por las manadas en el norte de las Montañas Rocosas.

Observaron que el tamaño de la manada fue un predictor importante a la hora de que una manada calificada como reproductora cumpliese los objetivos federales de recuperación al año siguiente. Vieron que el 31% de las manadas que fueron parcialmente eliminadas se contabilizaron como reproductoras al año siguiente en comparación con el 53% de las que no fueron eliminadas.

Los autores citaron un estudio de Lewis y colaboradores (2012) en el que según las encuestas,  los residentes de Montana mostraron un fuerte apoyo a la caza del lobo, y aunque esta actividad no pareció aumentar la tolerancia general hacia los lobos, al parecer sí que lo hizo hacia la gestión total en ese estado después de la caza de 2011.

IMPLICACIONES EN LA GESTIÓN SEGÚN LOS AUTORES

En el norte de las Montañas Rocosas, la eliminación total fue la respuesta de gestión más efectiva para reducir las futuras depredaciones de ganado en un área local. Los autores vieron que el tamaño de la manada fue el predictor más importante relacionado con los lobos que afectó a las depredaciones recurrentes; por lo tanto, los gestores deberían tener el objetivo de reducir el tamaño de la manada, en especial para prevenir futuras depredaciones después de un evento inicial de este tipo. Las eliminaciones parciales que se realizaron sobre un pequeño número de lobos, deberían ser implementadas en los primeros 7 días después de un caso de depredación y no más tarde de 14 días con el fin de minimizar nuevos episodios

REFERENCIAS

Bangs, E., M. Jimenez, C. Niemeyer, J. Fontaine, M. Collinge, R. Krischke, L. Handegard, J. Shivik, C. Sime, S. Nadeau, C. Mack, D. Smith, V. Asher, and S. Stone. (2006). “Non-lethal and lethal tools to manage wolflivestock conflict in the northwestern United States”. Proceedings of Vertebrate Pest Conference 22:7–16

Bradley, E. H., D. H. Pletscher, E. E. Bangs, K. E. Kunkel, D. W. Smith, C. M. Mack, T. J. Meier, J. A. Fontaine, C. C. Niemeyer, and M. D. Jimenez. (2005). “Evaluating wolf translocation as a non-lethal method to reduce livestock conflicts in the northwestern United States”. Conservation Biology 19: 1498–1508.

Harper, E. K., W. J. Paul and L. D. Mech. (2005). “Causes of wolf depredation increase in Minnesota from 1979–1998”. Wildlife Society Bulletin 33:888–896.

Hosmer, D. W., S. Lemeshow, and S. May. (2008). “Applied survival analysis: regression modeling of time-to-event data”. Second edition. WileyInterscience, Hoboken, New Jersey, USA.

Journal Citation Reports (2016). Consultado el 1 de Abril de 2016. http://admin-apps.webofknowledge.com/JCR/JCR?RQ=IF_CAT_BOXPLOT&rank=1&journal=J+WILDLIFE+MANAGE

Lewis, M. S., G. Pauley, Q. Kujala, J. Gude, Z. King, and K. Skogen. (2012). “Selected results from four separate surveys of resident Montanans regarding Montana’s wolf hunt”. HD Unit Research Summary 33. Montana Fish, Wildlife & Parks, Helena, USA.

Linnell, J. D., C. R. Aanes, J. E. Swenson, J. Odden and M. E. Smith. (1999). “Large carnivores that kill livestock: do “problem individuals” really exist?”. Wildlife Society Bulletin 27:698–705.

S. Fish and Wildlife Service [USFWS]. (2009). “Endangered and threatened wildlife and plants; final rule to identify the Northern Rocky Mountain population of gray wolf as a distinct population segment and to revise the list of endangered and threatened wildlife”. Federal Register 74 (62): 15123–15188.

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