El año pasado (2015) se publicó un interesante estudio para intentar explicar los cambios que pudieron darse en la dieta de los lobos a lo largo del tiempo debidos a los cambios en las políticas agrarias y ambientales. El estudio se llevó a cabo en una zona del oeste de Galicia (España). El trabajo fue publicado en la revista European Journal of Wildlife Research. El «Factor de Impacto» es un indicador bibliométrico usado para medir la calidad de una revista en función del promedio de citas que reciben los artículos publicados en un período de dos años. Actualmente es el indicador más utilizado a nivel mundial en los procesos de evaluación de revistas. En el año 2014 (aún no están disponibles los datos para el año 2016), la revista European Journal of Wildlife Research tuvo un «Factor de Impacto» de 1,634. La siguiente tabla muestra la clasificación de la revista en su categoría temática en función de este parámetro en el año 2014 (Journal Citation Reports, 2016).
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Categoría de la revista |
Total de revistas | Posición de la revista | Cuartil |
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Ecología |
145 |
81 |
Q3 |
| Zoología | 154 | 46 |
Q2 |
Los autores y otros datos del artículo:
Llaneza, L. and J. V. López-Bao (2015). «Indirect effects of changes in environmental and agricultural policies on the diet of wolves.» European Journal of Wildlife Research 61: 895-902.
En este trabajo se mostró un ejemplo de un cambio a largo plazo en la dieta de los lobos en una región rural del noroeste de la península Ibérica (en el oeste de Galicia, más concretamente), que pudo ser ocasionado por cambios en las políticas agrarias y ambientales a lo largo de las tres últimas décadas. Los autores prestaron especial atención a las implicaciones potenciales en la coexistencia entre humanos y lobos en un contexto donde estos últimos han persistido tradicionalmente y en un área donde la abundancia de ungulados silvestres ha sido extremadamente baja o inexistente en los últimos tiempos (al menos desde 1960) (Munilla et al., 1991).
Antes de examinar los resultados, los autores describieron tanto el escenario en el que se desarrolló el estudio como la metodología utilizada, y para ello siguieron los siguientes puntos:
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Un paisaje humanizado sin presas silvestres suficientes
Como ya se ha comentado, el estudio se localizó en el oeste de Galicia, en una extensión de 13000 km2 y caracterizada por un paisaje humanizado con asentamientos (≥10 edificios) ampliamente distribuidos (1,4 asentamientos/km2) y una densidad poblacional media de 160 habitantes/km2 según el Instituto Nacional de Estadística (2009). A comienzos del año 2000, al menos se identificaron 68 manadas de lobos en Galicia pero en el área de estudio, se estimaron al menos 30 durante 1999 y 2004 (Llaneza et al., 2012). A pesar de que se observó un ligero aumento de la abundancia de corzo (Capreolus capreolus) y jabalí (Sus scrofa) en las últimas décadas, su disponibilidad para los lobos en el oeste de Galicia fue muy baja.
La cría de vacas (Bos taurus) fue la principal actividad ganadera, siendo su producción abundante tanto de forma intensiva (vacas lecheras) como extensiva (para carne) (de 0,6 vs. 1,1 granjas/km2 y 24,1 vs 10,1 cabezas/km2, respectivamente), seguida de la cría de ovejas (Ovis aries) y cabras (Capra hircus) (1,1 granjas/km2 y 6,4 cabezas/km2, considerando a ambas especies juntas). Los rebaños de ovejas y cabras fueron relativamente pequeños (una media de 15 y 10 cabezas por granjas para las ovejas y cabras, respectivamente) (INE, 2009). Fueron manejados en un régimen semi-extensivo, vagando en los pastos cercanos a las casas durante el día y a menudo, pero no siempre, guardados durante la noche. Los caballos mantenidos en libertad fue una práctica ganadera de carácter extensivo y en ocasiones fue abundante (>40 cabezas/km2) (López-Bao et al., 2013). Las granjas de cerdos (Sus scrofa domesticus) y gallinas (Gallus gallus) fueron abundantes (1,2 y 0,1 granjas/km2, respectivamente) (Censo del Ganado, Gobierno Regional de Galicia, 2010) y ambas especies fueron explotadas en régimen intensivo y en condiciones cerradas. Por este motivo, los lobos sólo pudieron acceder a ellas mediante carroñeo de sus restos depositados en pequeños vertederos cercanos a las granjas (Cuesta et al., 1991).
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Cambios en las políticas europeas, nacionales y regionales a lo largo del tiempo
En el oeste de Galicia, al igual que en el resto de la península Ibérica, tradicionalmente cuando el ganado moría, los ganaderos abandonaban el cadáver in situ, alrededor de las granjas o en vertederos sin control, siendo estos últimos muy frecuentes cuando morían animales que se habían mantenido en el interior. Debido a esto, la carroña era muy abundante y un recurso importante para los lobos (Cuesta et al., 1991). Sin embargo, recientemente, surgió un nuevo escenario como consecuencia de tres eventos relacionados con los cambios en las políticas regionales, nacionales y europeas:
- El primero de ellos, el brote de encefalopatía bovina espongiforme (“enfermedad de las vacas locas”) en Europa que promovió la implementación de la Regulación CE 1774/2002, que obligó a los ganaderos a destruir todos los cadáveres del ganado en plantas autorizadas.
- El segundo, la implementación estricta de una regulación ambiental y sanitaria a nivel regional (Decreto gallego 153/1998) y nacional (Decreto español 2110/2000) cerró los vertederos sin control y obligó a destruir los cadáveres a principios de la década del 2000.
- Finalmente, después de la unión de España a la Unión Europea en 1986, se dio una reorientación en los sistemas de producción ganaderos donde los sistemas minifundistas predominantes y tradicionales fueron reemplazados por una intensificación de algunas prácticas ganaderas.
Todos estos cambios tuvieron una repercusión en cuanto a la disponibilidad de recursos alimenticios procedentes de actividades humanas. A modo de ejemplo, después de 2002, una media de 53000 toneladas de carroña fueron removidas de las granjas gallegas cada año según el Gobierno Regional de Galicia durante el período 2002-2012 (excluyendo el 2004), mientras que este proceso no existía antes de la enfermedad de las vacas locas.
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Determinando los cambios a largo plazo en la dieta de los lobos
Se caracterizó la dieta de los lobos antes y después de los cambios en las políticas que se han mencionado y los principales cambios socioeconómicos ocurridos en esta zona rural. Para ello, usaron los datos de Cuesta y colaboradores (1991) sobre la dieta de los lobos en el oeste de Galicia, procedentes del análisis de 102 estómagos, para caracterizar la dieta en el pasado (1970-1985). Por otro lado, entre 2002 y 2014, analizaron un total de 93 estómagos de lobos para caracterizar su dieta actual. Los autores remarcaron que aunque la procedencia de los animales fue diversa, nunca fueron específicamente abatidos para este estudio. No obstante, para que la comparación metodológica fuera aceptable tuvieron en cuenta las siguientes consideraciones:
- El área de procedencia de los estómagos fue la misma en ambos períodos.
- El origen de los animales fue similar, con el fin de disminuir el sesgo potencial asociado con una distribución heterogénea de clases de edad (juveniles, animales territoriales) por diferentes causas de muerte (los lobos no murieron por causas diferentes entre 2002 y 2014).
- Las muestras fueron recogidas de forma continúa en ambos períodos de estudio.
Además, los autores consideraron que la muestra pudo ser representativa de la dieta actual de los lobos debido a dos razones: la primera, el polígono mínimo convexo generado a partir de las localizaciones de los estómagos utilizados fue de 11500 km2 (el 88% del área de estudio) y la segunda, considerando el número y localización de las distintas manadas de lobos situadas dentro de este polígono al igual que un territorio simulado de manada de 300 km2 (basado en la media del polígono mínimo convexo para 24 lobos adultos/subadultos en Galicia marcados con un collar GPS, considerando el 100% de las localizaciones; Garcia et al., 2012) centrado sobre la posición de sus lugares de reunión (o rendezvous sites), colectaron al menos un estómago en el territorio o vecindad del 93% de las manadas de lobos detectadas.
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Análisis de los datos
Consideraron cada estómago como una unidad muestral, y caracterizaron la dieta de los lobos mediante el cálculo de la frecuencia de aparición de cada tipo de presa en los estómagos. Evaluaron los cambios en la dieta de los lobos a través del número y tipo (especies silvestres vs. domésticas) de presas encontradas y la frecuencia de aparición de cada una de ellas. Calcularon la diversidad de presas mediante el índice de diversidad de Shannon (del inglés Shannon index of diversity). Además, la amplitud en la dieta fue estimada mediante la medida de anchura de nicho de Levin (del inglés Levin´s measure of niche breadth). Finalmente, usaron test Z para comparar la importancia de los diferentes recursos alimenticios antropogénicos (procedentes del ser humano) en la dieta de los lobos entre períodos.
RESULTADOS
Entre 1970 y 1985, los lobos se alimentaron al menos de 10 tipos de presas (fueron excluidos peces, insectos y frutos y los pequeños mamíferos fueron considerados en conjunto; Cuesta et al,. 1991), y los recursos alimenticios procedentes del ser humano constituyeron el 98,5% de su dieta. Los cerdos y los pollos fueron los dos recursos principales (18,5 y 15%, respectivamente) y representaron el 33,5% de la dieta, junto con los perros (14%). En comparación, entre 2002 y 2014, identificaron 9 tipos de presas, pero los recursos alimenticios procedentes del ser humano aún constituyeron el 94% de la dieta de los lobos. Todos los estómagos con restos de presas (n=85) mostraron una sola, y la biomasa media de cada presa fue de 0,8 kg (SD=0,9; rango 0,1-4,3 kg). El ganado de mayor porte, caballos y vacas, fueron los tipos de presa dominantes en los tiempos actuales (35,3 y 27,1%, respectivamente), formando más del 62,3% de la dieta. Los ungulados silvestres estuvieron ausentes en la dieta de los lobos en el pasado, y a pesar de los procesos de expansión sufridos por el jabalí y el corzo en el área recientemente, todavía fueron raros en la dieta (alrededor de un 5%).
Aunque observaron diferencias significativas en la dieta entre los dos períodos, la importancia de los recursos alimenticios procedentes del ser humano (todas las presas domésticas consideradas en conjunto) fue similar entre ellos. En comparación con lo acontecido hace 4 décadas, encontraron un aumento significativo en la proporción del consumo de grandes ungulados domésticos, caballos y vacas (un incremento del 163 y el 129% respectivamente). En cambio, detectaron un descenso significativo en la importancia de pollos, perros y cabras a lo largo del tiempo. La diversidad de presas y la amplitud de nicho fueron mayores hace 4 décadas.
INTERPRETACIÓN DE LOS DATOS SEGÚN LOS AUTORES
Los lobos han persistido en el oeste de Galicia alimentándose de recursos procedentes del hombre, a pesar de que la mayoría de los ungulados silvestres fueron exterminados. Estos recursos representaron más del 94% de su dieta durante las 4 últimas décadas. Sin embargo, los autores observaron un uso diferente de estos recursos por los lobos a lo largo del tiempo. Detectaron un cambio en la dieta, de una dieta más amplia, incluyendo más especies procedentes de corrales de engorde (cerdos, pollos) y presas de mediano tamaño (cabras, perros), a una dieta más restringida basada sobre todo en ungulados domésticos de gran tamaño (vacas y caballos). Aunque los autores fueron conscientes de que los procedimientos metodológicos no permitieron distinguir entre depredación y carroñeo, tienen la certeza de que la carroña estuvo disponible en el pasado debido al manejo tradicional de los cadáveres de los animales, y que el carroñeo fue y es un comportamiento común de los lobos, lo que les hizo suponer que este tipo de comportamiento fue importante en el pasado. El hecho de que los recursos alimenticos procedentes del hombre fueran animales procedentes de corrales de engorde (cerdos y pollos, accesibles sobre todo por el carroñeo de sus restos en pequeños vertederos en los alrededores de las granjas) y que la diversidad de presas y amplitud de nicho fueran mayores hace 4 décadas, apoyaron esa idea.
Según los autores, en el pasado, el bajo porcentaje de vacas encontrado en la dieta pudo estar asociado a su limitada disponibilidad en condiciones de libertad. Además, en este período, este tipo de ganado se encontró en una baja proporción en la dieta a gran escala, quizás porque otros recursos procedentes del ser humano en forma de carroña fueron más fáciles de adquirir. Sin embargo, la proporción de vacas y caballos en tiempos más recientes fue significativamente mayor que hace 40 años, constituyendo el recurso alimenticio antropogénico más importante a pesar de que los cadáveres no deberían estar disponibles debido a las normativas sanitarias. Los autores citan varias posibles explicaciones a este hecho:
- Algunos ganaderos siguieron abandonando algunos cadáveres en el campo.
- Algunos cadáveres pudieron permanecer en el campo bastante tiempo hasta que fueron detectados por los propietarios y retirados, incrementando la oportunidad de los lobos para carroñear.
- Los autores creyeron detectar un aumento de episodios de depredación de los lobos hacia las vacas en tiempos más recientes.
Continuaron explicando que la baja disponibilidad de cadáveres de vacas después de las normativas sanitarias debería haber provocado una reducción en la frecuencia de aparición de este tipo de alimento en la dieta, pero se observó lo contrario. Aunque no dispusieron de datos fiables sobre el número de vacas matadas por lobos en el pasado en el área de estudio, sólo en 2011, 147 vacas se verificaron como muertas por lobos y compensadas por el Gobierno Regional de Galicia (Gobierno Regional de Galicia, 2011).
Los cambios en las prácticas ganaderas pudieron haber contribuido al incremento de la frecuencia de vacas en la dieta de los lobos. Pusieron de ejemplo que el fomento del régimen extensivo para carne, con una baja implementación de medidas de prevención de ataques, pudo conllevar una mayor tasa de depredación hacia este tipo de ganado.
Por otro lado, la ausencia de obligación de retirar los cadáveres de caballos del campo, mantuvo la posibilidad de los lobos de depredar y carroñear sobre ellos. Como consecuencia, este tipo de ganado se pudo convertir en un recurso importante para los lobos en tiempos recientes hasta que tuvieron lugar las medidas sanitarias (Regulación CE 1774/2002) (López-Bao et al., 2013).
Contrariamente al incremento significativo en la frecuencia de aparición de ungulados domésticos de gran tamaño y al descenso de las especies de corrales de engorde (solo significativo para los pollos), los autores observaron una disminución significativa en la importancia de las cabras y los perros en la dieta de los lobos a lo largo del tiempo. Los lobos no solo depredan sobre los perros (Butler et al., 2013), también se alimentan de ellos como carroña (Cuesta et al., 1991). Aunque la depredación de los lobos sobre los perros aún ocurre en el presente y los lobos tienen acceso a sus cadáveres, por ejemplo, de ejemplares atropellados en las carreteras, los autores creyeron que la imposición de regulaciones sanitarias con respecto al manejo de los cadáveres de mascotas pudo contribuir a este resultado. Sin embargo, la reorientación de las prácticas ganaderas junto con el descenso significativo en el número de cabras en el área de estudio a lo largo de unas pocas décadas pasadas, pudieron haber causado el descenso observado en la frecuencia de aparición de las cabras en la dieta.
Las consecuencias para los lobos de los cambios en la disponibilidad de los recursos alimenticios procedentes del ser humano son desconocidos (por ejemplo, cambios en los parámetros demográficos, ecología espacial, comportamiento alimenticio), pero a los autores les llamó la atención su potencial influencia en la coexistencia entre seres humanos y lobos. El uso de la carroña por parte de los lobos podría tener una influencia positiva en los niveles de tolerancia de su presencia en este paisaje humanizado. Bajo este escenario, sin poblaciones abundantes de presas silvestres durante las últimas décadas, los lobos podrían pasar inadvertidos o podrían ser mejor tolerados si su impacto económico es bajo. Sin embargo, si los lobos se alimentasen de ganado de gran tamaño y valioso como las vacas, este hecho podría constituir un incremento de los pérdidas para las economías rurales. Por ejemplo, los autores estimaron que el valor de una vaca (218-1635 € dependiendo de la edad) es unas pocas veces más elevado que el de una cabra (31-131 €); datos extraídos del programa de compensación de daños del Gobierno Regional de Galicia, 2013). Como resultado, los autores creyeron que un aumento de la pérdida económica asociada con un mayor consumo de especies de valor como las vacas podría disminuir la tolerancia e incrementar la presión sobre los lobos.
En el oeste de Galicia, donde 30 manadas de lobos han sido detectadas en la última década (Llaneza et al., 2012), la abundancia de ungulados silvestres fue demasiado baja para promover un cambio en la dieta de los lobos hacia estas presas naturales (Meriggi et al., 2011), que además no está garantizado si no se adoptan métodos de prevención de daños eficientes. Si esta sustancial población de lobos recurriese a la depredación sobre el ganado para compensar el aporte de carroña, el impacto sobre las actividades ganaderas, y probablemente sobre los niveles de tolerancia hacia los lobos, podrían ser los suficientemente ilustrativos de la magnitud de las consecuencias no apreciables de las políticas sobre la coexistencia entre lobos y hombres.
Los resultados de este estudio, según los autores, sugieren que los cambios en las políticas ambientales y sanitarias pueden estar posiblemente acompañados por cambios en la dieta de los lobos. A nivel de Conservación, se deberían tener en cuenta y anticipar los impactos potenciales de los cambios en un contexto político más amplio.
Una investigación científica sólida será la clave para dar respuestas a las posibles consecuencias de los cambios en las políticas en materia de conflictos de conservación de la biodiversidad y los intereses humanos.
REFERENCIAS
Butler J. R., J. D. Linnell, D. Morrant, V. Athreya, N. Lescureux and McKeown A. (2013). “Dog eat dog, cat eat dog: social-ecological dimensions of dog predation by wild carnivores”. In: Gomper ME (ed) Free-ranging dogs and wildlife conservation. Oxford University Press, Oxford, pp 117–143.
Cuesta L, F. Bárcena, F. Palacios and S. Reig (1991). “The trophic ecology of the Iberian wolf (Canis lupus signatus, Cabrera, 1907). A new analysis of stomach’s data”. Mammalia 55: 239–254.
García E, L. Llaneza, V. Palacios, J. V. López-Bao, V. Sazatornil, A. Rodríguez, O. Rivas and M. Cabana (2012). “Primeros datos sobre la ecología espacial del lobo en Galicia”. Abstract—book of the III Iberian Wolf Congress, pp. 44.
INE (2009). “Censo de población y vivienda”. Instituto Nacional de Estadística de España, Madrid
Journal Citation Reports (2016). Consultado el 24 de Abril de 2016. http://admin-apps.webofknowledge.com/JCR/JCR?RQ=IF_CAT_BOXPLOT&rank=1&journal=EUR+J+WILDLIFE+RES
Llaneza L, J. V. López-Bao and V. Sazatornil (2012). “Insights into wolf presence in highly human-dominated landscapes: the relative role of food availability, human activity and landscape attributes”. Divers Distrib 18: 459–469.
López-Bao J. V., V. Sazatornil, L. Llaneza and Rodríguez A. (2013). “Indirect effects on heathland conservation and wolf persistence of contradictory policies that threaten traditional free-ranging horse husbandry”. Conserv Lett 6:448–455.
Meriggi A, A. Brangi, L. Schenone, D. Signorelli and P. Milanesi (2011). “Changes of wolf (Canislupus) diet in Italy in relation to the increase of wild ungulate abundance”. Ethol Ecol Evol 23: 195–210
Munilla I., R. Romero and J. G. de Azcárate (1991). “Diagnóstico de las poblaciones faunísticas de interés cinegético de la provincia de Pontevedra”. Report to Xunta de Galicia.