Tal y como el título indica, en este estudio se trató de averiguar la influencia de los factores relacionados con el relieve en el conflicto del lobo con el ganado. Fue publicado en la revista Journal of Arid Environments en el año 2014. El «Factor de Impacto» es un indicador bibliométrico usado para medir la calidad de una revista en función del promedio de citas que reciben los artículos publicados en un período de dos años. Actualmente es el indicador más utilizado a nivel mundial en los procesos de evaluación de revistas. En el año 2015 (aún no están disponibles los datos para el año 2016), la revista Journal of Arid Environments tuvo un «Factor de Impacto» de 1,623. La siguiente tabla muestra la clasificación de la revista en su categoría temática en función de este parámetro en el año 2015 (Journal Citation Reports, 2016).
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Categoría de la revista |
Total de revistas | Posición de la revista | Cuartil |
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Ecología |
149 | 89 |
Q3 |
| Ciencias medioambientales | 225 | 119 |
Q3 |
Los autores y otros datos del artículo:
Davie, H. S., J. D. Murdoch, A. Lhagvasuren and R. P. Reading (2014). «Measuring and mapping the influence of landscape factors on livestock predation by wolves in Mongolia.» Journal of Arid Environments 103: 85-91.
Los autores investigaron la influencia de las características del paisaje sobre la probabilidad de depredación de ganado por parte de los lobos en una estepa árida de Mongolia. En el estudio se incluyeron datos acerca de los lugares de depredación, estimando las características del hábitat de cada uno de ellos, con el fin de desarrollar un modelo que describiese la influencia de estas características en la depredación. A partir de entonces, calcularon sobre un mapa el riesgo de depredación en una zona más extensa.
El estudio se llevó a cabo en el interior y en los alrededores de la Reserva Natural Ikh Nart, en la provincia Dornogobi Aimag, en Mongolia en 2011 y 2012. La Reserva tiene una extensión de 666 km2 y se trata de un área protegida. Durante el último año, se recogieron los datos de los lugares en los que tuvieron lugar las depredaciones. Para ello, se realizaron encuestas a los pastores que vivieron dentro y en los alrededores de la Reserva en 2012. Para el análisis, sólo se consideraron las muertes que se produjeron dentro de las fronteras del área estudio. En las encuestas se preguntó acerca de datos demográficos generales, métodos de pastoreo, frecuencia y localización de las depredaciones y la actitud de los pastores hacia los lobos. Los pastores identificaron los ataques de los lobos a través de huellas, mordiscos y patrones de alimentación y observación de lobos en los lugares de depredación (los perros domésticos estuvieron entrenados para no atacar al ganado). El análisis estuvo basado en la información obtenida de los entrevistados porque los episodios de depredación son relativamente poco frecuentes y difíciles de observar. Como resultado, los autores consideraron que las muertes achacadas a los lobos por los pastores fueron correctas. Para cada lugar identificado por los pastores, registraron su localización usando un GPS, para más tarde añadirla a un Sistema de Información Geográfica (GIS).
En el análisis se consideraron los siguientes factores relacionados con el paisaje: tipo de hábitat, características del terreno (pendiente y orientación), distancia a la carretera más cercana y distancia a los campamentos más cercanos. Dentro de estos factores se usaron otras categorías más detalladas. Para obtener los valores de todas las variables se usaron buffers de 100, 250, 500 y 1000 m alrededor de cada lugar donde se produjo cada depredación, con el fin de examinar la influencia del los factores paisajísticos en la depredación a múltiples escalas. Se testaron todas estas variables a través de correlaciones y se seleccionó una variable cuando dos o más estuvieron significativamente correlacionadas, con el fin de crear un modelo más moderado. Usaron un análisis dividido de Mahalanobis D2 (k) (del inglés partitioned Mahalanobis analysis) (Clark et al., 1993) para determinar las semejanzas más básicas entre los lugares de depredación de los lobos. Realizaron un análisis de los principales componentes (del inglés Principal Components Analysis – PCA) sobre la matriz de correlación de las variables del paisaje para identificar las características del hábitat que menos variaron a lo largo de los lugares de depredación conocidos. Desarrollaron un mapa predictivo de riesgo de depredación a lo largo de una región más extensa basándose en los resultados del análisis.
RESULTADOS
Después de entrevistar a 102 pastores, se obtuvieron 44 localizaciones dentro del área de estudio donde perdieron ganado debido a los ataques de lobos durante el último año. De los 31 pastores que alegaron pérdidas de ganado, 30 habían perdido ovejas o cabras. Uno de ellos, indicó que le habían matado caballos, y ninguno perdió camellos ni vacas.
Factores relacionados con el paisaje
De las 10 variables iniciales que se testaron, se quedaron con 5 que no estuvieron significativamente correlacionadas con otras, pero que sí lo estuvieron con las 5 descartadas. Las variables con las que se quedaron incluyeron: la distancia al campamento más cercano, el porcentaje de afloramiento rocoso, el porcentaje de matorral (baja densidad), porcentaje de herbáceas y porcentaje de vegetación alta. De las cuatro escalas espaciales del total de los valores de Mahalanobis, la escala de 500 m fue la que mejor se ajustó al análisis. Sin embargo, los lugares donde se produjeron las depredaciones se dieron a 1 km del campamento más cercano (media = 1,02 ± 0,56 km) y en general tuvieron un mayor porcentaje de herbáceas y matorral, con un menor porcentaje de afloramientos rocosos y vegetación alta.
Requerimientos mínimos de hábitat para la depredación
Los análisis identificaron la distancia al campamento más cercano, el porcentaje de herbáceas y el porcentaje de vegetación alta como los requerimientos mínimos de hábitat más importantes para la depredación. De acuerdo con el peso de las variables, una mayor distancia respecto de los campamentos incrementó el riesgo de depredación, al igual que un mayor porcentaje de vegetación alta y de matorral. Un mayor porcentaje de hábitat con herbáceas contribuyó al descenso del riesgo de depredación. Según el criterio de selección, los hábitats con afloramientos rocosos no fueron considerados un factor importante.
Mapa predictivo del paisaje
Las áreas que se identificaron como de mayor riesgo generalmente siguieron a aquellas con una gran variabilidad topográfica, con más áreas complejas con árboles y matorral que tuvieron un mayor riesgo potencial que las áreas situadas en estepas planas y abiertas. Las áreas a una mayor distancia de los asentamientos humanos pero dentro de las zonas de pastoreo del ganado también aumentaron el riesgo de depredación.
Probabilidades de los campamentos conocidos
No se encontraron diferencias significativas en la probabilidad de depredación entre pastores individuales; sin embargo, sí se detectó que fue mayor en los campamentos de invierno/primavera que en los campamentos de invierno.
INTERPRETACIÓN DE LOS RESULTADOS SEGÚN LOS AUTORES
El análisis de los autores identificó que la proximidad a los campamentos y tres tipos de hábitats (vegetación alta, herbáceas y matorral) fueron los factores más importantes que influyeron en la probabilidad de riesgo de depredación por los lobos.
Los resultados sugirieron que el riesgo de depredación de ganado a lo largo del paisaje reflejó patrones de uso del espacio por parte de los lobos. El riesgo de depredación en Ikh Nart fue mayor en las áreas que parecieron más seguras para los lobos donde la probabilidad de detección por parte de los humanos pareció más baja. Por ejemplo, la mayoría de los lugares donde se dieron las depredaciones se situaron en las fronteras de las zonas de pastoreo y no en las proximidades de los campamentos donde la gente y el ganado son más comunes.
La vegetación alta pudo resultar una ventaja para los lobos. En Ikh Nart, el riesgo de depredación fue mayor en las áreas dominadas por estepas con vegetación alta que incluyeron árboles como olmos y sauces y hierbas altas como las poáceas. Estas especies se encontraron en drenajes a lo largo de hábitats escarpados y rocosos y quizás concedieron a los lobos la ventaja de ocultarse y de un movimiento efectivo a lo largo de las partes difíciles y relativamente inaccesibles del paisaje. Posiblemente, el ganado fue más vulnerable en estas zonas y del mismo modo la vigilancia pudo ser menor (debido al relativamente limitado campo de visión de un hábitat más abierto). Además, el ganado en Ikh Nart usó los drenajes dominados por árboles y hierbas altas bastante a menudo, porque contuvo algunos de los únicos recursos de agua de la Reserva.
En el análisis, las llanuras abiertas se situaron entre los niveles más bajos de riesgo de depredación. Estuvieron dominadas sobre todo por hierbas del género Allium y algunas hierbas de pequeño tamaño y pegadas al suelo que rodearon la extensión. Aunque los pastores dejaban el ganado pastando en estas zonas, presumiblemente los lobos las evitaron. Un riesgo de depredación más bajo en planicies abiertas puedo reflejar la percepción de los pastores, que creyeron que la mayoría de las depredaciones se dieron en hábitat más cerrados y complejos como zonas rocosas con drenajes. Las cabañas se situaron en este tipo de hábitats complejos, sobre todo en invierno/primavera, y además sufrieron un mayor riesgo de depredación que las llanuras abiertas, incluyendo aquellas que fueron usadas mayoritariamente en verano.
El matorral fue la variable más frecuente dentro de los tipos de hábitats del análisis, pero aún así representó una fuerte influencia en el riesgo de depredación. La cantidad de matorral en un lugar determinado en el paisaje estuvo positivamente relacionada con el riesgo de depredación. Estos matorrales estuvieron dominados por arbustos silvestres de Amydalus pedunculata, que con frecuencia aparecieron en los alrededores de los drenajes. Probablemente aportaron cobertura y posibilidad de ocultarse a los lobos, mucho más que los árboles y las hierbas altas.
El mejor modelo fue el de la escala de 500 m. Esto pudo sugerir que el total de hábitat dentro de ese rango alrededor de un lugar potencial donde se dio una muerte, tuvo una fuerte influencia sobre la probabilidad de depredación, más de la que se pueda dar en un área más extensa (1000 m) o más pequeña (100 m o 250 m). Esto puede indicar la escala en la que los lobos o el ganado percibieron y usaron los diferentes parches de microhábitat.
Los autores no fueron capaces de contabilizar el número y distribución de los ungulados silvestres autóctonos incluyendo el muflón (Ovis ammon), el íbice siberiano (Capra sibirica) y las gacelas. Otra de las limitaciones del estudio fue que transcurrió a lo largo de un paisaje relativamente pequeño y una región de estepa de Mongolia. No obstante, los autores consideraron que los resultaron pudieron ser aplicables a otras regiones, ya que la estudiada incluyó hábitats mixtos característicos del ecosistema de la estepa del Gobi que se extienden a lo largo del sur y centro de Mongolia y otras zonas adyacentes de China y Kazajistán (Yin et al., 2013).
Finalmente, los autores recomendaron aplicar el modelo a cualquier otro lugar protegido de Mongolia y a diferentes escalas y que futuros estudios deberían considerar como el manejo de los rebaños y las prácticas ganaderas influyen en el riesgo de depredación. Estas variables podrían ser incorporadas en el modelo actual para mejorar su poder predictivo y aplicación como herramienta de gestión.
REFERENCIAS
Clark, J. D., J. E. Dunn and K. G. Smith (1993). “A multivariate model of female black bear habitat use for geographic information system”. J. Wildl. Manag. 57: 519-526.
Journal Citation Reports (2016). Consultado el 23 de Junio de 2016. http://sauwok5.fecyt.es/admin-apps/JCR/JCR?RQ=IF_CAT_BOXPLOT&rank=1&journal=J+ARID+ENVIRON
Yin, Y., H. Liu, G. Liu, Q. Hao and H. Wang (2013). “Vegetation responses to mid-Holocene extreme drought events and subsequent long-term drought on the southeaster Inner Mongolian Plateau, China”. Agric. For. Meteorol. 178–179: 3-9.