Ataques a ganado ovino: características y factores de riesgo

El trabajo fue publicado en la revista Small Ruminant Research en el año 2012.  En el año 2015 (aún no están disponibles los datos para el año 2016), la revista Small Ruminant Research tuvo un «Factor de Impacto» de 1,083. La siguiente tabla muestra la clasificación de la revista en su categoría temática en función de este parámetro en el año 2015 (Journal Citation Reports, 2016).

Categoría de la revista

Total de revistas Posición de la revista Cuartil
Agricultura, ganadería y ciencias relacionadas 58 20

Q2

Los autores y otros datos del artículo:

Mattiello, S., T. Bresciani, S. Gaggero, C. Russo and V. Mazzarone (2012). «Sheep predation: Characteristics and risk factors.» Small Ruminant Research 105 (1-3): 315-320.

La investigación tuvo como objetivo obtener información sobre las características de las depredaciones en las granjas de ovejas del sur del Distrito de Pisa, con el fin de establecer modelos predictivos para un plan de prevención mejorado y más enfocado (Musiani et al., 2005) y apoyar las intervenciones de las autoridades públicas.

El estudio fue realizado en Val di Cecina, en el Distrito del Sur de Pisa (Toscana, Italia). En este área se confirmó la presencia estable de dos manadas de lobos en las Reservas Naturales de  Berignone-Tatti y Monterufoli-Caselli (AA. VV., 2007).

En mayo-abril de 2009, se realizaron estudios sobre 73 granjas semiextensivas de ovejas seleccionadas a través de la base de información obtenida por las Asociaciones de Agricultores (A.P.A., C.I.A., Coldiretti, Unione Agricoltori) y el Servicio de Salud Pública Local. Esta muestra incluyó casi todas las granjas de ovejas localizadas en la Provincia Sur de Pisa. Las únicas granjas excluidas del estudio fueron aquellas con menos de 10 animales y una granja cuyo agricultor no aceptó ser entrevistado. El tamaño del rebaño fue de un mínimo de 10 a un máximo de 1300 ovejas (media: 339 ovejas). La mayor parte de las granjas fueron gestionadas por familias y los agricultores vivieron en la granja.

Durante las visitas, se recogió información detallada a través de preguntas específicas. En primer lugar, para evaluar la importancia del problema, preguntaron sobre el número y la frecuencia de los episodios de depredación, sobre el número de ovejas matadas durante cada ataque, la identidad del depredador según el ganadero y si la identidad del depredador fue confirmada de otra manera. Entender la distribución temporal de los casos de depredación (frecuencia de aparición y año, estación y tiempo de presencia) puede ayudar a determinar la identidad del depredador y a recomendar estrategias apropiadas de prevención. Se preguntó sobre el tamaño de la granja (números de ovejas y superficie), la proporción de ovejas/ganadero, frecuencia de tiempo del ganadero con la oveja y factores medioambientales (cobertura de vegetación y proximidad a áreas protegidas) para poder identificar factores de riesgo y a partir de entonces, predecir las granjas que podrían estar en riesgo más alto de depredación. Finalmente, preguntaron sobre la presencia, el tipo y el uso de métodos de prevención (vallas o refugios nocturnos, perros guardianes u otros métodos) y, cuando fueron aplicados, una estimación de su eficacia para identificar las estrategias defensivas más provechosas.

Se realizaron una serie de análisis estadísticos para comparar variables continuas (distancia de las áreas protegidas, número de ovejas/granja, superficie de la granja y ovejas/pastor) y también para testar la distribución de frecuencias de las granjas afectadas por depredaciones (ausentes, esporádicas o crónicas) en función de su proximidad a las áreas protegidas, de la cobertura de la vegetación, de la presencia de pastores con las ovejas o el uso de vallados, protecciones u otros métodos preventivos.

RESULTADOS

Frecuencia y características de las depredaciones

En 55 de 73 granjas (75,3 %) los ganaderos relataron al menos un acontecimiento de depredación. No hubo depredación en 18 de las 73 granjas (24,7 %), fue esporádica en 28 (38,3 %) y crónica en 27 (37 %). El acontecimiento más antiguo fue en 1985, pero la mayor parte de ellos (66,7 %) ocurrieron después del año 2000. La información sobre casos de depredación antiguos fue escasa e incompleta. Por ello, la atención se enfocó en los acontecimientos que ocurrieron a partir de 2005. De 2005 hasta la fecha del presente estudio, 13 (23,6 %) de las 55 granjas objeto de depredación declararon un acontecimiento de depredación, 26 (47,3 %) relató 2-10 acontecimientos y las 16 restantes (29,1 %) más de 10.

Según los ganaderos, de 113 acontecimientos de depredación registrados detalladamente, 103 (91,2 %) fueron debidos a lobos, 3 a perros, 2 a jabalíes y el resto a depredadores no identificados. Sin embargo, la responsabilidad de lobos pudo ser confirmada (por observación directa o por inspección veterinaria) en sólo el 34 % (35/103) de los casos atribuidos a lobos.

La mayor parte de los acontecimientos atribuidos a lobos ocurrieron en primavera, con un pico en abril, y el 85,4 % de ellos (88/103) ocurrió durante la noche. El promedio de ovejas muertas durante cada ataque fue 7,05 ± 0,80 (mínimo 0, máximo 37). En el 22,3 % de casos (23/103), el número de ovejas matadas fue ≥10. Las ovejas (77,1 %) y corderos (22,2 %) fueron las presas más frecuentes, mientras que la depredación sobre machos fue casi inexistente.

Factores de riesgo

La proximidad (dentro de un perímetro de 5 kilómetros) a las áreas protegidas aumentó la probabilidad de una granja a sufrir una depredación crónica. La distancia media de las áreas protegidas fue significativamente más baja en las granjas sujetas a la depredación (6890 ± 744 contra 10716 ± 1072 m, con y sin depredación, respectivamente), sobre todo si la depredación fue crónica (4683 ± 465 contra 9682 ± 852 m, con depredación crónica y esporádica/ausente). La presencia de cobertura de vegetación media/espesa aumentó la frecuencia de depredación crónica. El tamaño de la granja, en términos de cantidad de ovejas y superficie, fue más elevado en granjas afectadas por depredación crónica. Además, estas granjas estuvieron caracterizadas por una relación más alta entre el número de ovejas y el número de pastores.

Métodos de prevención

Ni la presencia de los ganaderos viviendo en la granja, ni la presencia constante de un ganadero con las ovejas, o los procedimientos de control diarios de animales redujeron el riesgo de depredación. Los acontecimientos de depredación se dieron aún en presencia del ganadero, aunque, en estos casos, los ganaderos comentaron que el número de ovejas matadas fue inferior que durante los acontecimientos que ocurrieron en su ausencia.

Los únicos métodos de prevención adoptados fueron armas de gas, vallas nocturnas antilobo, refugios nocturnos y perros guardianes. No fue posible calcular la eficacia de las armas de gas, porque sólo estuvieron presentes en dos granjas y fueron usadas en combinación con otros métodos de prevención.

Las vallas de día estuvieron presentes en casi todas las granjas (71 de 73), mientras que las vallas nocturnas estuvieron presentes sólo en seis. Ninguna estuvo electrificada. Su presencia no ayudó a prevenir la depredación, y sus características (en términos de altura, la forma de red y el tamaño, el anclaje y la profundidad en la tierra) no afectaron a la frecuencia de depredación. Sin embargo, los ganaderos relataron un posible efecto antilobo de las vallas nocturnas a la hora de reducir la intensidad de depredación durante el verano, cuando las ovejas por lo general se dejan pastando durante la noche.

La presencia de refugios nocturnos ayudó a reducir parcialmente el riesgo de depredación crónica, pero sólo si este procedimiento fue adoptado para todos los tipos de animales (no sólo para las hembras preñadas y los corderos) a lo largo del año entero (no sólo durante la estación fría).

Los perros guardianes estuvieron presentes en 38 granjas (52,1 %). El número medio de perros en estas granjas fue 5 ± 0,5 perros/granja (rango: 1-15). Estuvieron presentes principalmente en fincas grandes (con un promedio de más de 500 ovejas/granja), y el número medio de ovejas por perro fue 119,5 ± 12,0 (media 20, máximo 325). Los perros habían estado presentes durante más de diez años en el 60,5 % (23/38) de las granjas, mientras que en el 20,8 % (8/38) de las granjas fueron introducidos después de 2005. Por lo tanto, no fue posible una comparación de la eficacia de los perros guardianes antes y después de su introducción . La frecuencia de depredación crónica fue más alta en granjas con perros guardianes que en aquellas sin ellos (52,6 % contra 20 %). Sin embargo, el 27 % de los ganaderos declaró que hubo una reducción de las depredaciones después de la introducción de perros guardianes.

INTERPRETACIÓN DE LOS RESULTADOS SEGÚN LOS AUTORES

Según los autores, el lobo es el autor más probable de la mayor parte de los casos de depredación. Aunque en muchos casos la responsabilidad no fue demostrada y sólo pudo ser supuesta, la distribución espacial  y temporal de los acontecimientos de depredación juntos con sus características parecen apoyar la hipótesis del papel del lobo en estos acontecimientos (Zimmerman et al., 2007).

El pico anual de depredación fue registrado en primavera. Para los lobos, representa un período crucial, como corresponde a la estación de nacimientos y por lo tanto a un aumento de las exigencias alimenticias de la manada (López, 1995). Además, los ataques fueron más frecuentes durante la noche, de acuerdo con el comportamiento típico del lobo (Zimmerman et al., 2007). El elevado número de ovejas matadas durante cada ataque confirmó los casos de lobadas (surplus killing), que con frecuencia se ha registrado en lobos sobre presas de tamaño medio, vulnerables y abundantes, como las ovejas de fincas, sobre todo durante la época de pastos (López, 1995).

La localización de los casos de depredación también sugirió que los lobos jugaron un papel importante en estos acontecimientos. La mayor parte de las granjas sujetas a depredación crónica se encontraron en un área dentro de 5 kilómetros de las dos Reservas Naturales de Berignone Tatti y Monterufoli-Caselli (AA.VV., 2007). Por  lo tanto, la proximidad a estas áreas pudo ser considerada como un factor de riesgo que pudo aumentar la probabilidad de depredación.

Otro factor de riesgo importante fue la presencia de cobertura vegetal. El tamaño de la granja y del rebaño, junto con una relación oveja/pastor elevada, también incrementó el riesgo de depredación. Esto pudo ser debido a que los grandes rebaños fueron más difíciles de controlar por el pastor o por los perros guardianes.

Las granjas más grandes también tendieron a tener una proporción de oveja/pastor más alta. Aunque el número de pastores aumente el tamaño del rebaño, esta tendencia no es lineal, y esto conduce a una relación no favorable en granjas muy grandes, donde un ganadero puede ser responsable de más de 500 ovejas. Esto obviamente reduce la posibilidad de control sobre los animales y aumenta el riesgo de depredación crónica. Esto pudo ser uno de los motivos por el que aún la presencia constante de un ganadero con las ovejas pudo no prevenir la depredación, aunque esto al parecer contribuyó a limitar las pérdidas. Un problema similar fue probablemente la razón principal de la baja eficacia de los perros guardianes. Los datos mostraron que el promedio de ovejas controladas por perro fue de 120. Este valor a menudo fue mayor, alcanzando picos de 325 ovejas/perro. Además, hubo que tener en cuenta que, sobre todo en los grandes rebaños, las ovejas fueron a menudo divididas en subgrupos, y el número de perros fue a veces insuficiente para controlar todos esos grupos más pequeños. Otra limitación en relación al uso de perros guardianes es la presencia de turistas en la zona. Si estos perros no están bien entrenados, pueden ser agresivos y representar un peligro para las personas Coppinger y Coppinger, 2005).

En el estudio, la presencia de perros guardianes no sólo tuvo baja eficacia para reducir la depredación, sino que incluso la probabilidad de una granja de ser objeto de una depredación crónica fue en aumento con la presencia de perros.

Los vallados diurnos y nocturnos, al parecer, no jugaron ningún papel para reducir la depredación. Tiene que apreciarse que, en la mayoría de los casos, estas vallas tuvieron la función única de control de las ovejas, y, aún en el caso de vallas nocturnas antilobo, no estuvieron electrificadas. Sin embargo, en el Distrito de Pisa, los agricultores estuvieron poco dispuestos a adoptar este método de prevención, debido al alto coste inicial de instalación (que parcialmente podría ser financiado por la administración pública) y, sobre todo, a los gastos de mantenimiento.

CONCLUSIONES

Los resultados de esta investigación destacaron el impacto de la depredación en el Distrito del Sur de Pisa y pusieron énfasis en la necesidad de encontrar soluciones técnicas y políticas a este problema. La atención debería enfocarse en las granjas grandes, con una cubierta de vegetación espesa y localizada cerca de las áreas protegidas. Aunque no se pudo obtener ninguna indicación clara sobre la eficacia de métodos de prevención, los estudios realizados en áreas similares indicaron que la adopción de cercados eléctricos, perros guardianes bien entrenados y/o otros métodos de prevención deberían ser fomentados por la Administración Pública en particular en granjas con las características antedichas, para probar la eficacia de estos métodos en estas áreas. Sin embargo, la información preliminar y una campaña de concienciación serían probablemente necesarias para animar a los ganaderos a adoptar métodos de prevención.

REFERENCIAS

AA.VV. (2007). “Piano faunistico venatorio provinciale 2005–2010”. Provincia di Pisa, Assessorato Difesa Fauna. Felici Editore, Ghezzano, PI, Italy.

Coppinger, R. and L. Coppinger, (2005). “Livestock guarding dogs: from the tran shumance to pre-zygotic selection”. Carnivore Damage Prev. News 9: 2–9.

Journal Citation Reports (2016). Consultado el 3 de Agosto de 2016. https://jcr.incites.thomsonreuters.com/JCRJournalProfileAction.action?pg=JRNLPROF&journalImpactFactor=1.083&year=2015&journalTitle=SMALL%20RUMINANT%20RESEARCH&edition=SCIE&journal=SMALL%20RUMINANT%20RES

Lopez, B. H. (1995). “Of Wolves and Men”. Touchstone, New York, NY.

Musiani, M., T. Muhly, C. Gates, C. Callaghan, M. Smith, and E. Tosoni (2005). “Seasonality and reoccurrence of depredation and wolf control in west ern North America”. Wildl. Soc. Bull. 33: 876–887.

Zimmerman, B., P. Wabakken, H. Sand, H. C. Pederson, and O. Liberg, (2007). “Wolf movement patterns: a key estimation of kill rate?”. J. Wildl. Man age. 71: 1177–1182.

 

 

 

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