Cambios en las actitudes hacia los lobos antes y después de la temporada inaugural de caza y trampeo

Siguiendo el hilo de la temática de la anterior entrada, este artículo (aunque extenso) es destacable por el siguiente motivo: tal y como se expuso en la entrada del blog “una reflexión inevitable”, uno de los argumentos que se manejan para justificar el control poblacional del lobo es que su caza aumenta la tolerancia hacia la especie en zonas de conflicto. Este trabajo es un ejemplo de los resultados de la aplicación de esta idea en el estado de Wisconsin.

Fue publicado en la revista Environmental Conservation. En el año 2015 (aún no están disponibles los datos para el año 2016), la revista Environmental Conservation tuvo un «Factor de Impacto» de 2,235. La siguiente tabla muestra la clasificación de la revista en su categoría temática en función de este parámetro en el año 2015 (Journal Citation Reports, 2016).

Categoría de la revista

Total de revistas Posición de la revista Cuartil

Conservación de la Biodiversidad

48 12

Q2

Ciencias medioambientales 225 90

Q2

Los autores y otros datos del artículo:

Hogberg, J., A. Treves, B. Shaw and L. Naughton-Treves (2015). «Changes in attitudes toward wolves before and after an inaugural public hunting and trapping season: early evidence from Wisconsin’s wolf range». Environmental Conservation: 1-11.

Una de las consideraciones de los autores en la introducción del trabajo, olvidada en muchos casos y obviada en otros, es la siguiente:

“La comprensión de los datos acerca de las actitudes del público tiene el potencial para guiar a los responsables políticos para implementar soluciones políticamente aceptables para equilibrar la conservación de la vida silvestre con las necesidades humanas”.

El Departamento de Recursos Naturales de Wisconsin (WDNR) puso en marcha una temporada de caza y trampeo del lobo en el invierno de 2012, lo que permitió la captura pública de lobos por primera vez desde 1957, época en la que se redujo su abundancia. Después de la exclusión del lobo de la lista federal de la Ley de Especies en Peligro de Extinción, la caza de lobos fue ordenada por la legislatura del estado de Wisconsin bajo la Ley 169, y se convirtió en ley el 2 de abril de 2012 (Wydeven et al., 2009; 2012). Los objetivos de la gestión de la caza del lobo incluyeron la reducción de la población a la meta de gestión de estado de 350 lobos (estimación en temporada baja), para reducir el conflicto con los seres humanos, y para «el mantenimiento de la tolerancia social» de la especie (WDNR, 2013).

Entre los objetivos, los autores midieron las actitudes hacia los lobos en un estudio longitudinal basado en una encuesta que se llevó a cabo tanto antes como después de la citada caza inaugural del lobo. En base a los hallazgos de anteriores estudios de actitud, los autores predijeron que las actitudes hacia los lobos y su gestión habrían cambiado desde 2009 entre los residentes de Wisconsin dentro del área de distribución del lobo. Dado que la implementación de la caza del lobo se produjo después de que los entrevistados fueran encuestados por primera vez, los autores estaban particularmente interesados en los efectos potenciales que este cambio de política habría ejercido sobre las actitudes de los cazadores.

Los autores asumieron la inviabilidad de un experimento de este tipo, por eso motivo se acercaron a las inferencias de las causas a través del antes y el después de las comparaciones de los mismos temas, en referencia a todos los residentes de Wisconsin en el área de distribución del lobo.

Debido a que pasaron cuatro años entre los estudios, los autores tuvieron un control imperfecto sobre las intervenciones (políticas o de otro tipo) que podrían haber causado cambios en los entrevistados. Los puntos del cuestionario se centraron en la caza pública y la temporada de trampeo, dado que esta intervención política fue evidente en las noticias, siguiendo el mandato legislativo de la caza inaugural del lobo. Los autores esperaron que su caza tuviese una influencia clave en el cambio de actitud en relación a los lobos y su política.

METODOLOGÍA

Una tanda de los encuestados fue muestreada por primera vez en 2001, otra tanda en 2004, y sólo aquellos miembros de ambas que vivieron en el área de distribución del lobo se volvieron a muestrear en 2009. La tanda de 2001 vivió dentro del área de distribución del lobo y se demostró que tuvieron una alta exposición a ellos. 528 miembros de la tanda inicial de 2001 estuvo formada por 67 propietarios con un pasado de ataques de lobo verificados sobre animales domésticos y 312 propietarios de los mismos condados seleccionados al azar de las listas de direcciones disponibles en el mercado; 48 cazadores de osos con ataques verificados de lobo sobre sus perros de caza y 101 miembros de la Asociación de Cazadores de Osos de Wisconsin (Wisconsin Bear Hunters Association) seleccionados al azar (Naughton-Treves et al., 2003). Se demostró que la tanda de 2004 tuvo una menor exposición a los lobos en comparación con la de 2001. Se seleccionaron al azar 1364 miembros iniciales de la tanda de 2004 de las listas de direcciones comerciales de tres códigos postales urbanos y tres códigos postales rurales. La mitad de los códigos postales estaban en el área de distribución del lobo y la mitad fuera. En 2009, todos los miembros anteriores de la tanda de 2001, y los 687 miembros de la tanda de 2004 que tenían las direcciones residenciales en el área de distribución del lobo (tres códigos postales: Butternut, Owen, and Wausau) fueron de nuevo muestreados (Treves et al., 2013).

En abril de 2013, se volvieron a muestrear todos los 736 encuestados de la última encuesta en 2009, conocidos como la tanda del área de distribución del lobo, además de todos los 575 encuestados de la encuesta de 2004, que vieron fuera de esta área. Se enviaron cuestionarios a los previamente encuestados que vivieron en el área de distribución de lobo, incluyendo una carta de presentación, pago de un incentivo de 2 US $, y un sobre de retorno postal con franqueo pagado. Se enviaron tarjetas postales como recordatorio dos semanas más tarde. A continuación, se realizó un análisis longitudinal para los encuestados que habían sido registrados en 2009.

Los autores definieron como cazadores encuestados a aquellos que confirmaron haber cazado en los últimos dos años (n = 342) o haber cazado con regularidad en cualquier otro momento de la vida (94 encuestados adicionales). La tanda del área de distribución del lobo no fue representativa de los residentes de Wisconsin por dos motivos: la muestra contenía un elevado porcentaje de los cazadores (81%) y significativamente más hombres (86%) que los representativos de la región dentro del estado. Esto fue debido a los diseños de las tandas de 2001 y 2004. La tanda de 2001 fue diseñada para sobre-representar a los cazadores de osos y a las personas con pérdidas verificadas debidas a los lobos (22%). La tanda de 2004 se sesgó hacia los hombres porque las listas de direcciones disponibles en el mercado proporciona generalmente una cabeza de familia varón (Tréveris et al., 2009). Aunque esta muestra no fue representativa, el enfoque de muestreo de los autores permitió centrarse específicamente en las actitudes hacia los lobos y la política hacia ellos de un grupo con fuertes puntos de vista de los lobos. Estos son los grupos de interés clave al considerar el comportamiento individual directo hacia los lobos, o la acción política indirecta hacia la política y la gestión estatal del lobo (Naughton-Treves et al., 2003, Treves et al., 2009).

Respuestas

En 2013, se recibieron 538 respuestas del área de distribución del lobo. 24 cuestionarios (3,2%) fueron devueltos sin respuesta, 174 (23,6%) no fueron devueltos, y 538 (73%) fueron devueltos con los datos. Sólo una de las 538 encuestas había eliminado los códigos de identidad, y 71 (13,2%) no coincidieron con el sexo y la edad del remitente inicial, para un total de 72 (13,4%) los destinatarios “no deseados” en 2013. La tasa de respuesta total fue del 84% cuando se descontaron los destinatarios a los que no se pudo entregar y los no intencionados (538 / [736-24-72]).

Los autores midieron el cambio en las actitudes en el área de distribución del lobo a lo largo del tiempo. Emplearon ambos métodos longitudinales con los residentes a quienes se pidió las mismas preguntas en 2009 y métodos transversales (cross-sectional methdos) para nuevas preguntas. Los estudios longitudinales permitieron el análisis del cambio dentro de las respuestas individuales a lo largo del tiempo, y reducir el sesgo del método de la varianza común en comparación con los estudios transversales (Donaldson y Grant-Vallone, 2002; Rindfleisch et al., 2008).

Puesta en funcionamiento de la tolerancia

En 2009 y 2013, se plantearon nueve estados que evaluaron las creencias, las emociones y las intenciones de comportamiento hacia los lobos y su gestión. Se preguntó a los encuestados que eligiesen una de cinco respuestas en una escala ordinal y asignasen las puntuaciones correspondientes para el análisis cuantitativo: muy de acuerdo (1), de acuerdo (2), neutro (3), en desacuerdo (4), muy en desacuerdo (5). Se incluyeron cuatro declaraciones negativas y cinco positivas que reflejaron creencias, emociones o intenciones. Dos declaraciones en relación a las creencias acerca de los lobos y ciervos, dos acerca de la ecología en general de los lobos, dos acerca de su caza, dos sobre emociones relacionadas con los lobos y una relacionada con el daño provocado por los lobos a los animales domésticos y las preferencias relacionadas con su gestión. Los autores combinaron aritméticamente estos nueve estados en una variable colectiva de múltiples cuestiones (collective multi-item variable), a la que se refirieron  como la construcción de tolerancia, de forma similar a la construcción de tolerancia en escala (scaled tolerance construct) usada en Treves y colaboradores (2013), aunque utilizando más elementos.

La hipótesis fue que las actitudes hacia los lobos entre los residentes en el área de distribución de los lobos habrían cambiado desde 2009. Para comprobarlo, se calcularon los cambios en las respuestas a los nueve estados dentro de la construcción de tolerancia. Se restaron las puntuaciones de las respuestas de 2013 (escala de 1 a 5) de las puntuaciones de las respuestas de 2009 para cada declaración con el fin de determinar los valores de cambio individuales. Para las declaraciones negativas, se convirtieron las puntuaciones en valores negativos. Entonces se sumaron los valores de cambio para cada declaración para determinar el cambio total en la tolerancia a la variable de múltiples cuestiones por encuestado. Los valores positivos de cambio indicaron una mayor tolerancia con el tiempo y los valores negativos indicaron una menor tolerancia con el tiempo.

Los autores pusieron a prueba la fiabilidad interna de los nueve artículos en la construcción de tolerancia utilizando Cronbach’s Alpha. Dentro de la construcción de las nueve declaraciones, se comprobó el sesgo entre cazadores,  el sesgo de no respuesta, y el sesgo de género mediante la prueba t de Student para dos muestras suponiendo varianzas desiguales. Se utilizó una sola muestra, la prueba t de Student bilateral (two-sided Student’s t-test) para el cambio dentro de las respuestas individuales a partir de 2009 a 2013. También se aplicó esta prueba para cada uno de los nueve estados para discernir qué declaraciones revelaron los mayores cambios a través de los individuos. Además, para evaluar si las 5 escalas de respuesta tenían estimaciones sesgadas de cambio, se examinaron las declaraciones que mostraron cambio significativo en el tiempo. Se evaluó la cantidad de subestimación restando las respuestas positivas extremas (muy de acuerdo o muy en desacuerdo con una declaración positiva o negativa, respectivamente) a partir de las respuestas positivas extremas (muy de acuerdo o muy en desacuerdo con una declaración negativa o positiva, respectivamente).

Además, se estimó el cambio en la percepción subjetiva de la tolerancia. Se preguntó a los encuestados que informasen de su tolerancia de dos formas gramaticales ligeramente diferentes. En primer lugar, en 2009, se les planteó la declaración: «Mi tolerancia hacia los lobos aumentaría si la gente pudiera darles caza”, y después en 2013 se planteó la declaración: » Mi tolerancia hacia los lobos ha aumentado desde que la gente puede darles caza”. Dado que la temporada de caza y trampeo se abrió en 2012, los autores se vieron obligados a cambiar la redacción entre 2009 y 2013. Asumieron que las dos preguntas midieron actitudes muy similares, por lo que restaron la respuesta de 2009 de la de 2013 usando la misma puntuación como en la construcción de tolerancia (1 = muy de acuerdo, 5 = muy en desacuerdo). La escala fue de -4 (hacia desacuerdo); (1-5) a 4 (hacia un acuerdo); (5-1). Restaron la respuesta de 2013 de la de 2009 para medir el cambio, donde los valores negativos indicaron una disminución en el acuerdo, y los valores positivos indicaron un aumento en el acuerdo con el tiempo, y se aplicó una sola muestra, la prueba t de Student bilateral para el cambio en respuesta individual de 2009 a 2013.

RESULTADOS

Características de la tanda en el área de distribución del lobo

El 81% de los que volvieron a ser encuestados dentro del área de distribución del lobo fueron cazadores (los encuestados que declararon “haber cazado en los últimos dos años” o haber “cazado con regularidad en cualquier otro momento de la vida”); (89 % de los varones, y el 37% de las mujeres). El 86% de los encuestados fueron hombres, y la edad media fue de 55 años. Los resultados del cuestionario de 2013 indicaron que la mayoría (66%) de los encuestados dentro del área de distribución del lobo aprobaron enérgicamente la decisión legislativa para abrir la temporada de caza y trampeo de 2012-2013, seguido por el 13% que lo aprobó ligeramente, el 9% que fueron neutrales o no supo, el 5% que mostró cierta desaprobación, y el 7% que lo desaprobó firmemente (n = 454).

La hipótesis de la tolerancia

Los autores predijeron que la tolerancia hacia los lobos cambió entre los residentes dentro de su área de distribución. Encontraron un cambio significativo desde el año 2009 dentro de las respuestas individuales a la construcción de tolerancia, lo que significó una disminución de la tolerancia. La tolerancia disminuyó desde que los encuestados dentro del área de distribución del lobo fueron muestreados previamente en el año 2009, con un cambio promedio hacia la intolerancia de -1,66. Cuando se dividieron en subgrupos con diferentes niveles de aprobación de la decisión legislativa para mantener la caza de 2012-2013, detectaron que había una disminución significativa en la tolerancia a lo largo del tiempo entre los que aprobaron enérgicamente o ligeramente la decisión de celebrar la caza. No encontraron ningún cambio significativo en la tolerancia entre aquellos que fueron neutros, parcialmente o totalmente en desacuerdo en la decisión de celebrar la caza de 2012-2013. Las nueve preguntas de la encuesta fueron internamente fiables. Encontraron moderada consistencia en la predicción del cambio individual en la respuesta a los nueve estados, lo que indicó que algunas de las preguntas mostraron más o menos cambios que los demás.

Los encuestados definidos como cazadores dentro del área de distribución del lobo mostraron significativamente menor tolerancia hacia los lobos desde 2009. No se detectaron diferencias entre los cazadores y no cazadores dentro del área de distribución del lobo para el cambio en la construcción de tolerancia. Ambos grupos mostraron una disminución similar en la tolerancia a lo largo del tiempo.

Los encuestados en el área de distribución del lobo en 2013, no difirieron significativamente en sus respuestas de los encuestados en 2009 en relación a la construcción de la tolerancia de los nueve estados.

Cuatro elementos mostraron cambios significativos en las personas de 2009 a 2013 entre los residentes dentro del área del lobo; hubo un cambio neto del 35% hacia un acuerdo con la afirmación «Matar lobos es la única manera para que dejen de amenazar los animales de granja y mascotas”; un cambio neto del 17% hacia un acuerdo con la afirmación «Creo que la creciente población de lobos de Wisconsin amenaza las oportunidades de caza del venado”; un cambio neto del 45% hacia el desacuerdo con la afirmación «Debemos dejar que la naturaleza determine el número de lobos”; y un cambio neto del 12% hacia el desacuerdo con la declaración, «yo me opondría a toda caza de lobos”.

Para evaluar si hubo algún sesgo en los cinco puntos de escalas de respuesta, se examinaron los cuatro estados que mostraron cambio significativo en el tiempo y se calculó si la escala limitó a los encuestados que desearon seleccionar una respuesta más extrema. En 2013, se observó que las respuestas negativas extremas superaron a las respuestas positivas extremas por 29-53%. Por lo tanto, es posible que se subestimase el descenso de la intolerancia reportado anteriormente.

Sesgo

Se encontró una diferencia significativa entre hombres y mujeres dentro del área de distribución de los lobos en términos de cambios en la tolerancia. El cambio medio en la intolerancia de los hombres fue -1,9. En el caso de las mujeres fue de 0,17, efectivamente cero.

Informe de la tolerancia

En 2013, cuando se preguntó acerca del informe sobre los cambios en la tolerancia desde la caza de los lobos, el 36% de los residentes encuestados dentro del área de distribución del lobo estuvo de acuerdo con la afirmación: «Mi tolerancia para los lobos en Wisconsin ha aumentado desde que la gente puede darles caza». El 27% de ellos reportó estar neutral, y el 37% no estuvo de acuerdo con la declaración. Cuando se comparó con las respuestas anteriores a la declaración similar de 2009 de los mismos individuos, “Mi tolerancia hacia los lobos en Wisconsin aumentaría si la gente pudiera darles caza”, encontraron un cambio neto (20%) hacia el desacuerdo. Los encuestados dentro del área de distribución del lobo cambiaron una media de -0,51 en una escala de -4 a +4, lo que indicó una tolerancia inferior.

INTERPRETACIÓN DE LOS DATOS SEGÚN LOS AUTORES

No se encontraron pruebas de que la tolerancia individual hacia los lobos entre los residentes del área de distribución del lobo aumentase en el año siguiente a la temporada de caza y trampeo de 2012. Aunque una mayoría aprobó la decisión legislativa para mantener la caza de lobos, se detectó una reducción general en la tolerancia a lo largo del tiempo entre los hombres entrevistados que fueron cazadores en el área de distribución del lobo desde 2009.

Por el contrario, la muestra de mujeres dentro del área de distribución del lobo (n=47) no mostró ningún cambio significativo en la tolerancia. Estos resultados subrayan la importancia de incluir a las mujeres en la formulación de políticas sobre fauna y la necesidad de un mayor estudio de las percepciones y actitudes de las mujeres hacia los lobos y otros grandes carnívoros.

Los autores encontraron cambios significativos en las respuestas a las cuatro preguntas dentro de la construcción de tolerancia. Los residentes dentro del área de distribución del lobo estuvieron cada vez más de acuerdo en que los lobos deberían gestionarse, en parte a través del control letal de lobos implicados en casos de depredación, y creyeron que la población de lobos compitió con los hombres por los ciervos en Wisconsin. El apoyo al control letal fue consistente con la aprobación de la decisión de implementar la caza de lobos. En otras palabras, no hubo ninguna indicación clara de que los cazadores recién autorizados para cazar lobos adoptaran actitud más positiva hacia ellos, y mucho menos un sentido de administración para la especie.

Según los autores, las motivaciones principales para la caza y el trampeo del lobo son propensas a dar forma a los niveles de población preferidos de los cazadores y las políticas de gestión. Los cazadores motivados por el valor recreativo de la caza (por ejemplo, el desafío de la caza, las habilidades y métodos de entrenamiento, o el tiempo pasado fuera de casa), con el tiempo pueden avanzar hacia una actitud más positiva y, finalmente, la gestión de la población de la especie. Sin embargo, los cazadores de lobos que están motivados para participar en la caza por el miedo o la hostilidad, probablemente serían menos propensos a gestionar las poblaciones de grandes carnívoros.

Encontraron una cambio neto (20%) hacia el desacuerdo con la declaración: «Mi tolerancia para los lobos de Wisconsin ha aumentado desde que la gente puede darles caza” de 2009 a 2013. Ofrecieron tres posibles explicaciones para este hallazgo: (1) A pesar de que los encuestados en 2009 anticiparon que su tolerancia a los lobos aumentaría si la gente pudiera darles caza, para el año 2013 estaban insatisfechos y afectó a su tolerancia en la autoevaluación hacia los lobos. Por ejemplo, los residentes en el área de distribución de los lobos podrían haber querido una disminución en el conflicto entre lobos y humanos, una mayor o menor reducción en la población de lobos, más o menos emisión de permisos de caza, u otros eventos o efectos que pudieron tener lugar. (2) Pudo haber un sesgo cognitivo, donde los encuestados estuvieron «votando» para la caza del lobo en 2009, es decir, con la esperanza de que podrían provocar su puesta en práctica. El apoyo a la decisión de realizar la caza del lobo es consistente con esta hipótesis (la mayoría dentro del área de distribución del lobo). En 2013, los encuestados pudieron no sentir la necesidad de expresar su aprobación. (3) La teoría de la disonancia cognitiva (Festinger 1957; Olson y Stone 2005) postula que las personas buscan la coherencia en sus actitudes y creencias. Quizás los encuestados en 2009 creyeron que iban a ser más tolerantes con los lobos si había una caza pública, pero, en 2013, evitaron la disonancia seleccionando constantemente opciones que justificaron la reducción de las poblaciones de lobos.

En 2013, algunos residentes del área de distribución del lobo reportaron un aumento de su tolerancia desde que las personas fueron autorizadas para cazar lobos (36%). Estos informes fueron incompatibles con la tendencia al declive de la tolerancia que se midió, y mostraron un desacuerdo entre los informes de la tolerancia y la construcción de tolerancia múltiple. Los informes de tolerancia que entran en conflicto con las mediciones de tolerancia apuntan a la necesidad de medidas longitudinales sobre medidas transversales, especialmente si los diferentes elementos del cuestionario se comparan entre los estudios. Por otra parte, la mayoría de los encuestados no informaron de si su tolerancia había aumentado o cambiado desde la caza de lobos. No pudieron discernir si los encuestados fueron conscientes de los cambios que detectaron en sus propias respuestas anteriores, o si la pregunta del informe midió algo más que el cambio en la intolerancia.

Según los autores, unas de las limitaciones de este estudio longitudinal es que no preguntaron a los encuestados que se identificaran como residentes tribales o no tribales. Otra limitación de este estudio se debió a la diversidad de los métodos con los que los investigadores definieron y pusieron en práctica la tolerancia. Si bien el estudio definió esto como una medida compuesta de las actitudes, las creencias, las emociones y las intenciones de comportamiento, no existe un método estándar para definir o medir la tolerancia.

Pudo haber varios factores que pudieron contribuir a la disminución observada en la tolerancia a los lobos entre los hombres que vivieron en el área de distribución del lobo en Wisconsin. Estos factores incluyeron: una combinación del conflicto directo, percibido y esperado con los lobos en las comunidades del norte y el centro de Wisconsin, los polémicos cambios en la gestión del lobo durante el intervalo de muestreo para el estudio, incluyendo el oscilante estado político de los  lobos (volver a poner y excluir de la Ley de Especies en Peligro de Extinción; Olson et al., 2014), la reanudación del control letal (Treves et al., 2013), y en particular la declaración y la aplicación de la caza de lobos. Además, el contexto de la aplicación de la caza del lobo (una decisión por mandato del gobierno) pudo haber tenido un efecto sobre las actitudes.

En resumen, la temporada inaugural de caza y trampeo del lobo en Wisconsin no invirtió la tendencia a la baja tolerancia a los lobos entre los residentes masculinos (predominantemente cazadores) que vivieron dentro del área de distribución de la especie.

REFERENCIAS

Donaldson, S. I. and E. G. Grant-Vallone (2002). “Understanding self-report bias in organizational behavioral research”. Journal of Business and Psychology 17: 245–260.

Festinger, L. (1957). “A Theory of Cognitive Dissonance”. Evanston, IL, USA: Row, Peterson.

Journal Citation Reports (2016). Consultado el 15 de Septiembre de 2016. http://sauwok5.fecyt.es/adminapps/JCR/JCR?RQ=IF_CAT_BOXPLOT&rank=1&journal=ENVIRON+CONSERV

Naughton-Treves, L., R. Grossberg and A. Treves (2003). “Paying for tolerance: the impact of livestock depredation and compensation payments on rural citizens’ attitudes toward wolves”. Conservation Biology 17: 1500–1511.

Olson, E. R., J. L. Stenglein, V. Shelley, A. Rissman, Browne-Nuñez, Z. Voyle, A. P. Wydeven, A.P. and T. Van Deelen (2014). “Pendulum swings in wolf management led to conflict, ilegal kills, and a legislated wolf hunt”. Conservation Letters (in press).

Olson, J. M. and J. Stone (2005). “The influence of behavior on attitudes”. En: The Handbook of Attitudes, ed. D. Albarracin, B. T. Johnson & M. P. Zanna, pp. 223–271. Mahwah, NJ, USA: LawrenceErlbaum Associates.

Rindfleisch, A. J., A. J. Malter, S. G. Ganeson and C. Moorman (2008). “Cross-sectional versus longitudinal survey research: concepts,findings, and guidelines”. Journal of Marketing Research 45: 261– 279.

Treves, A., N. Naughton-Treves and V. Shelley (2013). “Longitudinal analysis of attitudes toward wolves”. Conservation Biology 27: 315– 323.

Treves, A., R. Jurewicz, J. Naughton-Treves and D. Wilcove (2009). “The price of tolerance: wolf damage payments after recovery”. Biodiversity and Conservation 18: 4003–4021.

WDNR (2013). “DNR Secretary Cathy Stepp statement on lawsuit to re-list Western Great Lakes wolves”. News release 12 Feb 2013 [www document]. URL http://dnr.wi.gov/news/BreakingNews_Print.asp?id=2659

Wydeven, A. P., J. Wiedenhoeft, R. N. Schultz, R. P. Thiel, R. R. Jurewicz, B. Kohn and T. R. Van Deelen (2009). “History, population growth and management of wolves in Wisconsin”. En: Recovery of Gray Wolves in the Great Lakes Region of the United States: an Endangered Species Success Story, ed. A.P. Wydeven, T.R. Van Deelen & E.H. Heske, pp. 87–106. New York, NY, USA: Springer.

Wydeven, A.P., J. Wiedenhoeft, R. N. Schultz, J. E. Bruner and S. R. Boles (2012). “Wiscons in Endangered Resources Report#143: status of the timber wolf in Wisconsin”. Bureau of Endangered Resources, Wisconsin Department for Natural Resources, Madison,WI, USA [www document]. URL http://dnr.wi.gov/ topic/Wildlifehabitat/wolf/documents/ERReport143.pdf

 

 

 

 

 

Apoyo a la caza como medida de control poblacional del lobo en Suecia

Una vez más, el blog se sale de su temática habitual. En esta ocasión nos ha parecido interesante un tema en relación a la opinión pública. Bajo este polémico título, se llevó a cabo un estudio en el año 2004 en Suecia en el que se examinaron las circunstancias bajo las que el público sueco estaría dispuesto a apoyar la caza de lobos. Para ello, se estudió la respuesta del público en general y de tres sectores en concreto: el total de cazadores, la población que vivió en las zonas con poblaciones de lobo y los cazadores que vivieron en áreas con poblaciones de esta especie.

El trabajo fue publicado en la revista Wildlife Biology. En el año 2015 (aún no están disponibles los datos para el año 2016), la revista Wildlife Biology tuvo un «Factor de Impacto» de 0,745. La siguiente tabla muestra la clasificación de la revista en su categoría temática en función de este parámetro en el año 2015 (Journal Citation Reports, 2016).

Categoría de la revista

Total de revistas Posición de la revista Cuartil

Zoología

160 111

Q3

Ecología 149 123

Q4

Los autores y otros datos del artículo:

Ericsson, G., T. A. Heberlein, J. Karlsson, A. Bjarvall and A. Lundvall (2004). «Support for hunting as a means of wolf Canis lupus population control in Sweden”. Wildlife Biology 10 (4): 269-276.

Merece la pena incluir uno de los párrafos introductorios del estudio porque, en numerosas ocasiones, se da a entender que las diferentes opiniones a la hora de encontrar una solución consensuada en zonas en las que existe un problema con el lobo, es una cuestión actual o de ciertos grupos de población, cuando es un tema que se lleva estudiando mucho tiempo.

Textualmente:

“Desde hace tiempo se ha reconocido que el público en general puede tener ideas y prioridades sobre el manejo de la vida silvestre que son diferentes de las de los gestores profesionales (Kellert, 2000; Mech 2001). Por esta razón, los gestores han recurrido a encuestas desde 1973 (Williams et al., 2002) para conocer las actitudes y opiniones hacia los lobos del público en general o de sectores específicos. Por tanto, las encuestas juegan un papel cada vez más importante en la gestión de la vida silvestre  (Decker et al., 2001). Normalmente, estos estudios han mostrado que el público en general tiene una actitud positiva hacia los lobos (Williams et al., 2002), no puede soportar cualquier control de la población, o lo ofrece sólo bajo ciertas circunstancias”.

Como ya se ha adelantado, el objetivo de la investigación fue aprender en qué circunstancias cada uno de los cuatro grupos: público, cazadores, público en zona de lobos y cazadores en zona de lobos apoyarían la caza como medio de control de su población.

Para ello, se obtuvo una muestra aleatoria de la población general sueca de edad comprendida entre los 16 y los 65 años desde PAR (Person- och Adressregistret, SE- 117 90 Estocolmo, Suecia), una fuente a la que se tiene completo acceso, está continuamente actualizada y sin restricciones al registro nacional. Este recurso incluye a todos los residentes permanentes de Suecia (público de aquí en adelante). Para encuestar a los tres grupos, en primer lugar se obtuvo una muestra del público en las provincias donde los lobos estuvieron presentes (en lo sucesivo denominado público en zona de lobos) (Wabakken et al., 2001) de la misma fuente que la muestra pública. Del registro oficial de personas que pagaron la cuota de caza anual obligatoria, se obtuvieron muestras de los cazadores fuera del área donde vivían lobos (cazadores) y cazadores dentro de estas zonas (cazadores en zona de lobos). El público no cazador fuera de la zona de lobos constituyó el 94,3 % de la población sueca de entre 16-65 años, los no cazadores en zona de lobos representaron un 1,1 %, los cazadores representaron alrededor del 4,6 % de la población, y los cazadores en zona de lobo comprendieron aproximadamente el 0,1 %.

La tasa de respuesta para el público fue del 73 % y completó 707 encuestas utilizables. El público en zona de lobos entregó 175 encuestas, dando una tasa de respuesta del 72%. Los dos grupos de cazadores fueron más propensos a entregar las encuestas. Los cazadores mostraron una tasa de respuesta del 84 %, y los cazadores en zona de lobos el 86 % de encuestas, incluidas aquellas de los encuestados que inicialmente fueron seleccionados por ser público en zona de lobos, pero respondieron positivamente a las preguntas de control que en realidad deberían haber sido clasificados como cazadores en zona de lobos.

Entre otras cuestiones, los autores presentaron cinco justificaciones para el uso de la caza como medida de control de daños en una secuencia ininterrumpida y preguntaron si los encuestados las aceptaban o no (sí, no, no sé). En el siguiente orden preguntaron «¿Es aceptable cazar lobos para controlar su número y distribución

  • porque los lobos compiten con los humanos por la caza?
  • para reducir el riesgo de muerte de animales domésticos (por ejemplo, vacas, ovejas , renos)?
  • porque la gente tiene miedo ?
  • si los lobos pierden el miedo natural a los seres humanos y entran en las zonas pobladas?
  • para reducir el riesgo de muerte de perros?»

El estudio estadístico se realizó mediante el análisis de varianza (ANOVA) y las pruebas χ2 (SAS Institute, 1989), y se utilizó un test de Tukey (en concreto conservative Tukey’s Studentized Range post-hoc test) para investigar las diferencias por pares entre los niveles de las variables independientes.

RESULTADOS

El público aceptó la caza del lobo bajo dos de las cinco condiciones que se presentaron; el 53 % aceptó la caza para proteger el ganado y el 54% si los lobos perdiesen el miedo natural a los seres humanos y entrasen en las zonas pobladas. Los tres sectores en concreto mostraron un apoyo mucho más fuerte bajo estas circunstancias que el público; el 68% del público en zona de lobos apoyó la caza del lobo con el fin de proteger el ganado y el 65% de este mismo sector para mantener a los lobos lejos de las zonas pobladas. De 10 cazadores, 8 aceptaron la caza bajo estas justificaciones y 9 de cada 10 de los cazadores en zona de lobos apoyaron la caza para proteger el ganado y para mantener a los lobos lejos de las zonas pobladas. Del público, el 30% se opuso a la caza para proteger el ganado y el 25% para mantener a los lobos lejos de las zonas pobladas.

Los autores señalaron que, mientras que la mayoría del público apoyó la caza del lobo en estas dos circunstancias, el apoyo no fue fuerte. Del público, el 17% fue neutral en su apoyo a la caza para proteger el ganado. Ellos tuvieron significativamente más probabilidades de ser neutrales que los tres en concreto. Del público, el 21% fue neutral en cuanto a la caza de lobos para mantenerlos fuera de las zonas pobladas. Los cazadores fueron menos propensos a ser neutrales bajo esta justificación que el público, al igual que los cazadores en zona de lobos en comparación con el público en zona de lobos.

La mayoría del público se opuso a la caza del lobo bajo la premisa del miedo de la gente a los lobos (60%) y bajo la de la competencia por la caza (70%). Una mayoría del público en zona de lobos también se opuso a la caza por el mero hecho de tener miedo a los lobos (53%) y por su competencia con la caza (64 %). Del mismo modo, la mayoría de los cazadores no apoyó su caza por el miedo de la gente a los lobos (apoyo 36 %) o porque compitiesen por la caza (el apoyo del 35%). Los cazadores en zona de lobos mostraron más apoyo para la caza bajo estas circunstancias, pero incluso en este grupo la mayoría no apoyó la caza del lobo. Salvo en el grado de apoyo, los cuatro grupos fueron de la misma opinión.

En cuanto a la cuestión de los perros, se vieron diferencias evidentes entre los tres sectores. Del público, el 53 % se opuso a la caza del lobo para reducir el riesgo de muerte de los perros. En cambio, el 56% de los cazadores apoyó la caza para reducir este riesgo, y el 70 % de los cazadores en zonas de lobos apoyó la caza bajo esta premisa. El público en zona de lobos mostró opiniones divididas, con un 37% de apoyo a la caza, un 42% se opuso y el 21% fue neutral.

INTERPRETACIÓN DE LOS DATOS SEGÚN LOS AUTORES

Los autores indicaron que, según los datos, no es correcto decir que los suecos siempre se opondrán a la caza del lobo. Sin embargo, en su opinión, los gestores no deben ser inducidos a error. No se observó un fuerte apoyo público para la caza del lobo, ni siquiera bajo las cinco justificaciones consideradas en el estudio. Si una persona en Suecia fuera atacada por un lobo, el apoyo para el control del número de lobos a través de la caza sin duda aumentaría. Aumentos notables en los daños a la ganadería o muertes brutales de ganado por los lobos altamente publicitadas también podrían modificar las opiniones hacia la caza. Sin embargo, los autores encontraron que el 13% de la población se opuso por aquel entonces a la caza del lobo bajo cualquiera de las cinco justificaciones.

Según los autores, sus datos también mostraron que los cazadores no apoyaron la caza del lobo bajo todas las circunstancias. Aun cuando se podría esperar que protegieran su propio interés y apoyasen la caza del lobo porque compiten con ellos por las presas, la mayoría de los cazadores no lo hicieron. Sin embargo, los autores opinaron que fue seguro decir que los cazadores fueron más propensos a apoyar la caza para controlar los lobos que el público en base a las cinco justificaciones. También indicaron que es realmente cierto que los cazadores y el público que vive en zonas con lobos son más propensos a apoyar la caza para el control de poblaciones con el fin de proteger el ganado y mantener a los lobos fuera de las ciudades (por ejemplo Sharpe et al., 2001). Sin embargo, continuaron diciendo que los gestores también deben darse cuenta de lo pequeños que son estos grupos de interés. En consecuencia, un delicado problema de una sociedad democrática es equilibrar los puntos de vista de los grupos de interés de diferente tamaño cuando las políticas se forman y ejecutan (Decker y Chase, 2001).

Finalmente indicaron que hay circunstancias en las que el público sueco apoyará la caza del lobo para controlar sus números. Este apoyo no es tan abrumadoramente fuerte como lo es entre los cazadores, pero hay un claro apoyo mayoritario. Con el fin de ganar el apoyo público a las justificaciones de caza de lobo podrían incluir la protección del ganado y el mantenimiento de los lobos en estado silvestre y fuera de las zonas urbanizadas. Los tres sectores adicionales, cazadores, público en zona de lobos y cazadores en zona de lobos representaron una proporción muy pequeña de la población. Sin embargo, las opiniones de estos grupos fueron similares a las del público para cuatro de las cinco condiciones, y los cazadores estuvieron más preocupados por la seguridad de los perros que los otros grupos. Por lo tanto, la cuestión de la protección de los perros como única razón para la caza del lobo, aunque popular entre los cazadores y en especial entre los cazadores locales, no va a obtener un amplio apoyo público. En conclusión, los autores no encontraron ninguna barrera infranqueable pública que impida el control del número de lobos a través de la caza en Suecia, proporcionaron las justificaciones para hacerlas aceptables.

REFERENCIAS

Decker, J. D. and L. C. Chase (2001). “Stakeholder involvement: Seeking solutions in changing times”. En: Decker, J. D., Brown, T. L. and Siemer, W. F. (Eds.); Human Dimensions of Wildlife Management in North America. The Wildlife Society, Bethesda, MD, USA, pp. 133-152.

Decker, J. D., T. L. Brown and W. F. Siemer (2001). “Understanding hunting participation”. En: Decker, J. D., Brown, T. L. & Siemer, W. F. (Eds.); Human Dimensions of Wildlife Management in North America. The Wildlife Society, Bethesda, MD, USA, pp. 289-306.

Journal Citation Reports (2016). Consultado el 12 de Septiembre de 2016. http://sauwok5.fecyt.es/adminapps/JCR/JCR?RQ=IF_CAT_BOXPLOT&rank=1&journal=WILDLIFE+BIOL

Kellert, S. R. (2000). “The public and the wolf in Minnesota, 1999”. 276 © Wildlife Biology 10:4 (2004)- International Wolf Center, Brooklyn Center, Minnesota, USA, 412 pp.

Mech, L. D. (2001). “Managing Minnesota’s recovered wolves”. Wildlife Society Bulletin 29: 70-77.

SAS Institute (1989). SAS/STAT®. User’s Guide. Version 6, Fourth Edition, Volume 1 and 2. – SAS Institute Inc., Cary, N.C., USA, 1686 pp.

Sharpe,V. A., B. Norton and S. Donnelley (2001). “Wolves and Human Communities”. Biology, politics, and ethics. Inland Press, Washington. D.C., U.S.A, 321 pp.

Wabakken, P., H. Sand, O. Liberg and A. Bjärvall (2001). “The recovery, distribution, and population dynamics of wolves on the Scandinavian peninsula, 1978-1998”. Canadian Journal of Zoology 79: 1-16.

Williams, C. K.,  G. Ericsson and T. A. Heberlein, (2002). “A quantitative summary of attitudes toward wolves and their reintroduction (1972-2000)”. Wildlife Society Bulletin 30 (2): 575-584.

 

Una nota acerca de la dieta del lobo (Canis lupus) en Baltistán, Pakistan

El trabajo fue publicado en la revista Pakistan Journal of Zoology en el año 2012.  En el año 2015 (aún no están disponibles los datos para el año 2016), la revista Pakistan Journal of Zoology tuvo un «Factor de Impacto» de 0,699. La siguiente tabla muestra la clasificación de la revista en su categoría temática en función de este parámetro en el año 2015 (Journal Citation Reports, 2016).

Categoría de la revista

Total de revistas Posición de la revista Cuartil
Zoología 160 140

Q4

Los autores y otros datos del artículo:

Anwar, M. B., M. S. Nadeem, S. I. Shah, A. R. Kiayani and M. Mushtaq (2012). «A note on the diet of Indian wolf (Canis lupus) in Baltistan, Pakistan.» Pakistan Journal of Zoology 44 (2): 588-591.

Este estudio aportó información sobre la composición de la dieta de los lobos a través del análisis de excrementos en la región de Baltistán de Pakistán.

El estudio se realizó en Tehsil Mushabrum, Distrito Ghanchey de Gilgit Baltistán provincia de Pakistán. Los excrementos  (n = 10) fueron recogidos de forma oportunista durante la expedición de recogida de excrementos de leopardo de las nieves (Panthera uncia) desde noviembre de 2007 hasta marzo de 2008. Las muestras se recogieron siguiendo las pistas de los lobos en elevaciones comprendidas entre los 3200 y los 3275 m. Los excrementos fueron confirmados/identificados mediante el uso de marcadores genéticos.

Para el análisis de la dieta, los pelos no digeridos fueron aislados para la comparación microscópica con una clave de referencia (Oli, 1993; Anwar et al., 2011). La composición de la dieta y el consumo relativo del tipo de alimento se determinaron mediante el uso del porcentaje de frecuencia de aparición. También se calculó la composición de biomasa.

RESULTADOS Y CONCLUSIONES

Diez excrementos de lobo se obtuvieron de 8 localidades diferentes. El diámetro medio fue de 2,4 cm (rango = 1,5-3,0), con una longitud media total de 16,2 cm (rango = 10-31). El número medio de segmentos fue 5,2 (rango = 2-9). Cinco se encontraron con extremos romos y 5 con extremos afilados. El peso medio fue 38,59 g (rango = 6,34 a 122,76).

La cabra doméstica fue la presa más frecuentemente encontrada (25 %) en la dieta de lobo. El yak fue la segunda (12,5 %). Otras presas incluyeron a las ovejas domésticas, las cabras montesas del Himalaya, la marmota de Kashmir y vacas, cada una con una frecuencia del 6,25 %. La materia vegetal se observó con una frecuencia del 12,5 %. El resto de los alimentos no identificados contribuyeron con alrededor del 25 %.

En términos de biomasa, el yak fue la presa más importante (59,2 %). Las cabras domésticas, el ganado y las cabras montesas le siguieron con 14,0 %, 13,5 % y 7,8 %, respectivamente. Las ovejas domésticas contribuyeron con un 3,98% de la biomasa, mientras que la marmota lo hizo con un 1,56 %. El alimento preferido del lobo en áreas de Baltistán fue el yak seguido de la cabra doméstica y el ganado. Los resultados de este estudio mostraron que el 90,7 % de la dieta del lobo en términos de biomasa vino del ganado doméstico.

Según los autores, el estudio representó una señal de alarma. La fuerte dependencia de la ganadería doméstica indicó que la base de presas para el lobo fue extremadamente rara. Consideraron que este hecho requiere de la intervención de las autoridades competentes para tomar medidas para el desarrollo de las poblaciones de ungulados silvestres y así poder reducir al mínimo la dependencia del lobo de ganado doméstico. En vista del estado de amenaza local del lobo en Pakistán aún es más importante para gestionar adecuadamente las poblaciones de ungulados salvajes y depredadores y así poder ayudar a conservar la población de carnívoros silvestres en general y la de lobo en particular.

REFERENCIAS

Anwar M. B., R. Jackson, M. S. Nadeem, J. E. Janečka, S. Hussain, M. A. Beg, G. Muhammad and M. Qayyum, (2011). Eur. J. Wildl. Res.

Journal Citation Reports (2016). Consultado el 22 de Agosto de 2016. http://sauwok5.fecyt.es/admin-apps/JCR/JCR?RQ=IF_CAT_BOXPLOT&rank=1&journal=PAK+J+ZOOL

Oli M. K. (1993). J. Zool. (London) 231: 71-93.

 

 

Un comentario sobre la influencia de los dingos en la cabaña ganadera ovina de Australia

A pesar de que el trabajo no está basado en el lobo, merece la pena tenerlo en cuenta para comparar y valorar una situación similar a la de la especie en cuanto al hipotético “tremendo impacto” sobre la cabaña ganadera que en ocasiones se quiere achacar a algunos depredadores. En este caso, el artículo es un comentario sobre la influencia del dingo sobre la cabaña ganadera ovina en Australia. El trabajo fue publicado en la revista Australian Veterinary Journal en el año 2014.  En el año 2015 (aún no están disponibles los datos para el año 2016), la revista Australian Veterinary Journal tuvo un «Factor de Impacto» de 0,699. La siguiente tabla muestra la clasificación de la revista en su categoría temática en función de este parámetro en el año 2015 (Journal Citation Reports, 2016).

Categoría de la revista

Total de revistas Posición de la revista Cuartil
Ciencias veterinarias 138 87

Q3

Los autores y otros datos del artículo:

Forsyth, D. M., A. P. Woolnough, D. G. Nimmo, E. G. Ritchie, M. Kennedy, A. Pople and I. Watson (2014). «A comment on the influence of dingoes on the Australian sheep flock.» Australian Veterinary Journal 92(12): 461-462.

El punto de partida del comentario fue un artículo publicado por Allen y West (2013) en el que propusieron que los dingos (Canis dingo, incluidos los híbridos con perros asilvestrados C. lupus familiaris) son un factor causal fundamental en la disminución de los rebaños de ovejas de Australia (Ovis aries) y daban a entender que los dingos causarían la desaparición de la industria ovina dentro de 30 -40 años. Los autores del artículo estuvieron de acuerdo en que la depredación del dingo puede reducir la rentabilidad de las explotaciones de oveja y tiene importantes consecuencias sociales negativas sobre las comunidades rurales, y que las vallas de exclusión y una amplia gama de métodos de control letales son las opciones para reducir estos efectos negativos. Sin embargo, argumentaron que se ha exagerado la importancia de los dingos como causa de la disminución de los rebaños de ovejas en Australia.

La cabaña ganadera australiana alcanzó un máximo de 180 millones en 1970, declinó y luego aumentó a 170 millones en 1990, pero desde entonces ha disminuido drásticamente a 74 millones en 2011. Estos descensos a largo plazo se han observado en otras grandes naciones del hemisferio sur. En Nueva Zelanda alcanzó un pico de 70 millones en 1982, pero desde entonces ha declinado a los 31 millones en 2011. Los mamíferos depredadores de ovejas están presentes en Argentina, Sudáfrica y Estados Unidos (Berger, 2006), pero no en Nueva Zelanda.

La similar tasa de disminución de la cabaña ovina en Australia y en otros países productores, sugiere que influyen cuestiones básicas más amplias en la industria en Australia que solo la depredación por el dingo. Algunas de las revisiones detalladas publicadas sobre la industria de las ovejas en Australia desde 1990 (Martin et al., 2004; Henzell, 2007; Curtis, 2009; Rowe, 2010) atribuyen la disminución de la cabaña ganadera ovina a una disminución a largo plazo del precio real pagado por la lana en comparación con otros tejidos, y al alto coste de su crecimiento y procesamiento y la reducción de su rentabilidad a favor del crecimiento en relación con otros productos agrícolas. Una revisión señaló la importancia de la depredación de ovejas por el dingo en Australia durante los años 1800 (Henzell, 2007) pero ninguna la mencionó como una causa de su disminución después de 1900.

Los ganaderos esperan maximizar la rentabilidad de sus negocios (Martin et al., 2004). Por lo tanto, la disminución sostenida de la rentabilidad de los productos derivados de la oveja, en particular la lana, con respecto a la carne, los productos lácteos y el trigo se ha traducido en un gran aumento de la población de vacas en Australia y el área de producción de trigo (Martin et al., 2004; Rowe, 2010). El número de ovejas ha disminuido en todas las regiones de Australia, pero desde 1990 lo ha hecho en su mayoría en las zonas de trigo-ovino, donde los agricultores han reducido sus rebaños de ovejas y  aumentado sus áreas de cultivo de trigo (Martin et al., 2004). Los terrenos de pasto del interior, no son aptos en su mayoría para el cultivo de trigo y los productores de lana han reducido sus rebaños y aumentado el número de vacas (como por ejemplo en Nueva Gales del Sur y Queensland) (Martín et al., 2004). La cría comercial de cabras (Capra hircus) ha cobrado cada vez más importancia para los productores/ganaderos en estas áreas, con algunas reducciones en las densidades ovejas para aumentar sus crías de cabras (Forsyth et al., 2009). Esto ha ocurrido debido a que el precio de la lana ha disminuido desde 1990, pero el precio pagado por cada cabra ha aumentado sustancialmente (Forsyth et al., 2009) y se ha visto acompañado por un aumento en la abundancia de cabras en algunos pastos de ovejas tradicionales (Pople y Froese, 2012).

Según los autores, la gestión de los depredadores de ovejas como los dingos es un coste de producción, y las decisiones sobre su gestión dependerán de la percepción del beneficio frente a los costes. Creen que la reducción de la inversión en la gestión del dingo destacado por Allen y West (2013) es un síntoma más que una causa de la disminución de la rentabilidad de la cría de ovejas en los pastos de Australia (Berger, 2006). Si el beneficio de la gestión dingo excede el coste, entonces la decisión económicamente racional sería hacerlo.

REFERENCIAS

Allen B. L. and P. West (2013). “Influence of dingoes on sheep distribution in Australia”. Aust. Vet. J. 91:261–267.

Berger K. M. (2006). “Carnivore-livestock conflicts: effects of subsidized predator control and economic correlates on the sheep industry”. Conserv. Biol. 20:751–761.

Curtis, K. (2009). “Wool desk september 2009; changes in the Australian sheep industry”. Department of Agriculture and Food,Western Australia.

Forsyth D. M., J. P. Parkes, A. P. Woolnough y colaboradores (2009). “Environmental and economic factors determine the number of feral goats commercially harvested inWestern Australia”. J. Appl. Ecol. 46:101–109.

Henzell, T (2007). “Australian agriculture: its history and challenges”. CSIRO Publishing, Collingwood.

Journal Citation Reports (2016). Consultado el 21 de Agosto de 2016. http://sauwok5.fecyt.es/admin-apps/JCR/JCR?RQ=IF_CAT_BOXPLOT&rank=1&journal=AUST+VET+J

Martin P., J. King and W. Shafron (2004). “Australian wool industry”. Australian Wool Innovation Limited, Canberra.

Pople, T. and J. Froese (2012). “Distribution, abundance and harvesting of feral goats in the Australian rangelands 1984−2011. Department of Employment, Economic Development and Innovation, Brisbane.

Rowe J. B (2010). “The Australian sheep industry: undergoing transformation”. Anim. Prod. Sci. 50:991–997.