Impacto depredador de perros domésticos asilvestrados sobre ungulados mediterráneos en el sur de España: implicaciones en el conflicto entre lobos y hombres

Como prólogo de esta entrada, la siguiente afirmación puede resultar lo suficientemente impactante como para ilustrar la importancia de la temática a abordar: “En el Reino Unido, donde los lobos están ausentes, se estima que los perros matan 30 000 ovejas y 5000-10 000 corderos cada año (Taylor et al., 2005)”.

En este estudio, se aportan nuevos datos sobre el impacto de los perros asilvestrados sobre ungulados en España. Dentro de una finca de caza cercada, se pudo describir cómo los perros fueron capaces de depredar sobre ungulados y se probó si la depredación se realizó de forma indiscriminada o selectiva (por sexo, edad o tamaño). Al entender el impacto de los perros asilvestrados sobre las presas silvestres, es posible sugerir herramientas para mejorar el manejo de las especies de caza mayor y contrastar adecuadamente la depredación potencial de los perros asilvestrados en comparación con la de los lobos en la Península Ibérica en áreas donde ambos depredadores son simpátricos.

El trabajo fue publicado en la revista Folia Zoologica este mismo año (2016). El «Factor de Impacto» es un indicador bibliométrico usado para medir la calidad de una revista en función del promedio de citas que reciben los artículos publicados en un período de dos años. Actualmente es el indicador más utilizado a nivel mundial en los procesos de evaluación de revistas. En el año 2015  (aún no están disponibles los datos para el año 2016), la revista Folia Zoologica tuvo un «Factor de Impacto» de 0,592. La siguiente tabla muestra la clasificación de la revista en su categoría temática en función de este parámetro en el año 2015 (Journal Citation Reports, 2016).

Categoría de la revista

Total de revistas Posición de la revista Cuartil
Zoología 161 125

Q4

Los autores y otros datos del artículo:

Duarte, J., F. J. Garcia and J. E. Fa (2016). «Depredatory impact of free-roaming domestic dogs on Mediterranean deer in southern Spain: implications for human-wolf conflict”. Folia Zoologica 65 (2): 135-141.

El área de estudio se ubicó en una finca privada de 824,3 ha (municipio de Benahavís, provincia de Málaga, sur de España). La finca fue un terreno de caza privado, donde el ciervo rojo (Cervus elaphus), el gamo (Dama dama) y el muflón (Ovis orientalis) fueron introducidos durante la década de 1970 con fines cinegéticos. La densidad de ungulados alrededor de la finca fue alta (Duarte et al., 2015): de 49 a 57 ciervos/km2, de 28 a 37 gamos/km2, y 2,4 muflones/km2. Los ciervos recibieron alimentación suplementaria durante una parte del año. Otros ungulados presentes fueron el jabalí (Sus scrofa) y una pequeña población de cabra montés (Capra pyrenaica). No hubo ganado dentro de la finca. El único carnívoro de tamaño mediano presente fue el zorro rojo (Vulpes vulpes).

METODOLOGÍA

Entre junio y diciembre de 2013 se monitoreó diariamente la presencia de perros asilvestrados en la finca con la ayuda de dos guardas empleados por la finca. Los perros fueron detectados en la primavera de 2013 y los administradores de la finca tomaron la decisión de eliminar a los perros a finales de diciembre de 2013, por lo que el período de seguimiento se extendió entre estas dos fechas.

El grupo de perros asilvestrados objeto de estudio estuvo compuesto de perros de mediano tamaño (20-30 kg de peso). Estos animales probablemente escaparon de una de las rehalas para la caza mayor en las fincas de caza adyacentes. Los perros no siempre se encontraron dentro de la finca, pero entraron a través de agujeros en la valla o saltándola, principalmente a lo largo del lado noroeste de la propiedad.

Los autores llevaron a cabo transectos por toda la finca (39,9 km) utilizando carreteras pavimentadas, vías y redes de cortafuegos, como parte de las tareas rutinarias de vigilancia llevadas a cabo por los guardas de la finca. En cada transecto realizaron varias paradas en puntos de elevación con alta visibilidad (cada 1-2 kilómetros) para observar a los perros. Se usaron prismáticos. Cuando se detectaron perros, observaron el tamaño de su grupo, la ubicación GPS y su comportamiento general: activo (correr, caminar, buscar presa) o alimentándose de presas. Todos los cadáveres de presas encontrados por los guardas durante sus tareas diarias fueron comunicados al equipo y examinados in situ durante las primeras tres horas después del descubrimiento. Se registró la ubicación de cada cadáver y un guarda lo vigiló hasta que el equipo llegó y lo examinó. Haciendo esto, se evitó cualquier posible inferencia y contaminación por los carroñeros que podrían poner en peligro una identificación forense apropiada del depredador. Se examinaron todos los cadáveres para identificar la especie, el sexo y la edad, así como el tipo de lesiones.

Los autores también realizaron exámenes forenses detallados tanto del sitio como de los cadáveres. El examen forense consistió en: 1) disección para mostrar magulladuras y daños en los tejidos al desollar la garganta y las patas traseras. El carroñeo no causa daño tisular después de la muerte y las perforaciones de los dientes y las hemorragias ocultas sólo ocurren si el animal es mordido mientras aún está vivo; 2) la presencia de sangre endurecida en las patas traseras y que fluyó hacia abajo, lo que significa ataques desde atrás cuando se escapan; 3) presencia de mordeduras en la garganta y vasos sanguíneos del cuello o sangre encontrados en la boca y la nariz (líquido corporal drenado, es decir, cadáver en descomposición); 4) la presencia de rastros y luchas, vegetación recién rota, o sosteniendo mechones de piel, marcas de arrastre en el suelo, así como rastros de sangre en el sitio. Después del examen no eliminaron los cadáveres permitiendo así a los perros volver a carroñear. De esta manera intentaron reducir cualquier efecto sobre el comportamiento depredador de los perros y la tasa de depredación.

Se compararon las frecuencias de clase de edad y sexo de las presas usando tablas de contingencia y aplicando la corrección de Yates para la continuidad con un grado de libertad (Fowler y Cohen, 1992). También se utilizaron tablas de contingencia para probar si la frecuencia de captura de cada especie de presa fue proporcional a su disponibilidad. Para estimar la disponibilidad de presas se consideraron las tres especies de ungulados introducidos presentes en la finca. Dado que se conocían las densidades de cada especie en la finca y que se trataba de poblaciones cerradas, se estimó el tamaño absoluto de cada población de ungulados que habitó la superficie total ocupada por la finca con su intervalo de confianza del 95%. Para los análisis adicionales, se consideró el tamaño de la población de cada presa especie como la media y el intervalo de confianza. Se emplearon los intervalos de confianza del 95% de Bonferroni en torno a la proporción de muestra disponible de cada presa (Byers et al., 1984) para probar si fueron capturados de acuerdo a su disponibilidad. Se consideró que las presas se capturaron selectivamente (es decir, no de forma aleatoria) si la proporción de una especie dada estuvo por encima o por debajo de los intervalos de confianza, es decir, capturados en una proporción inferior o superior a la esperada, respectivamente.

RESULTADOS

Se detectaron perros en 105 días distintos (57,4% del período de muestreo). El tamaño promedio del grupo fue de 4,2 ± 0,5 perros. Los perros avistados siempre fueron adultos y el sex-ratio fue 2:3 (machos-hembras). No se observó ningún apareamiento o presencia de cachorros durante el período de monitoreo. El tamaño del grupo fue relativamente constante durante todo el período de vigilancia (rango de 3 a 5 perros) y los perros observados (identificados por su pelaje y color individuales) fueron siempre los mismos; así que no hubo inmigración ni emigración. Cuando se observaron, los perros fueron vistos descansando (34,3%), activos (42,9%) o comiendo presas (22,9%).

Se observó que los grupos de perros atacaron directamente a las tres especies de ungulados en estudio (a partir de ahora: Rd, ciervo; Fd, gamo; Mo, muflón) en seis ocasiones diferentes. En todos los demás casos se encontraron los cadáveres. En total, se contaron 59 cadáveres de los cuales, basados en exámenes forenses, dos fueron carroñeados y 57 fueron casos de depredación. Tres especies y 57 individuos fueron presa (Rd 37%; Fd 47% y Mo 16%). Los adultos (en su mayoría hembras: 5 Rd; 6 Fd y 1 Mo vs. sólo 1 Mo adulto) contribuyeron con un 40,4% de las presas y jóvenes con un 77,2% (9 Rd; 9 Fd y 3 Mo vs. 7 Rd; 12 Fd y 4 Mo hembras). Los perros no mataron a ningún ungulado adulto macho, a excepción de un muflón macho adulto. La proporción de sexos de las presas (jóvenes y adultos juntos) no difirió significativamente de la unidad para Rd o Mo. Sin embargo, la proporción de edad fue significativamente sesgada hacia los jóvenes en el caso de Rd y Fd, pero no para Mo.

Los perros fueron selectivos según la disponibilidad de presas en la finca. El ciervo, la especie de presa más abundante y de cuerpo más grande, fue seleccionado negativamente. En cambio, los gamos y el muflón, de menor tamaño y menos abundantes, fueron seleccionados positivamente.

De las presas detectadas, el 89,5% ya estaban muertas y presentaban lesiones graves: rasgones y mordeduras en el cuello (42,9%) y cuartos traseros (57,1%). La mayoría de los cadáveres, no tenían entrañas. Todas las presas fueron encontradas a lo largo de parcelas boscosas de matorrales y pastos bajos y cerca de la cerca perimetral (358,2 ± 32,3 m) pero lejos de los puntos de alimentación de los ciervos (> 900 m).

INTERPRETACIÓN DE LOS DATOS SEGÚN LOS AUTORES

Según los autores, este estudio demostró que los perros son depredadores eficaces de ungulados mediterráneos. Aunque el estudio fue relativamente corto, demostró que una pequeña manada de perros fue capaz de depredar sobre más de 50 ungulados. Solamente el 3,4% de cadáveres mostraron signos de ser carroñeados mientras que todos los demás tuvieron evidencia forense de depredación. La alta densidad de presas dentro de un área cercada y bajo manejo intensivo pudo haber favorecido las altas tasas de depredación observadas en el estudio.

En el área de estudio, no hubo vertederos ni desechos, ni tampoco ganado. En contraste, hubo una sobreabundante población de ungulados silvestres. Por lo tanto, los autores supusieron que los perros se centraron en ellos.

Según los autores, se demostró que los perros siempre se aprovecharon de los animales más vulnerables, es decir, los cervatillos y las hembras. Los machos adultos de cualquiera de las especies no fueron encontrados como presa. A pesar de que el ciervo, de cuerpo más grande, fue la especie más abundante, los perros eligieron principalmente a las otras especies más pequeñas. Es probable que la mayor dificultad para seguir y abordar a ungulados adultos haga a los cervatillos o hembras presas más rentables para perros de tamaño mediano y posiblemente también para los lobos. En el caso de los muflones, la presa de ungulado más pequeña en el área de estudio, los perros matarían indistintamente tanto a los animales jóvenes como a los adultos.

Los perros utilizados para cazar jabalíes u otros ungulados en «rehalas» (grupos de perros comúnmente usados para cazar ciervos y jabalíes en España) no encontrarían problemas de supervivencia. Además, la estrategia de caza de las «rehalas» consiste en acosar, perseguir y morder a las presas. La misma estrategia de caza, el tipo de lesiones y el patrón de mordida (Queensaland Government, 2013) parece ser utilizado por los perros que entran en la finca.

Según los autores, sin ninguna medida de control, los perros son capaces de causar graves daños a las especies de caza mayor. Las fincas de caza mayor generalmente están cercadas e incluyen altas densidades de ungulados cuyas dietas son suplementadas con pienso artificial (Pérez-González et al., 2010). En este estudio, incluso sin eliminar los cadáveres y permitir el posible carroñeo, los perros todavía preferían matar presas. Probablemente, la alta densidad de presas (apoyada por el manejo de la caza, es decir, la alimentación artificial) fue el principal impulsor del número de ciervos capturados por los perros. Aunque la alimentación suplementaria podría hacer que los ciervos fueran más susceptibles a los perros, no se encontraron cadáveres cerca de los puntos de alimentación. Sin embargo, esta actividad de gestión está tan extendida en España que las diferencias entre el área de estudio y otros grandes cotos de caza son poco probables.

La mayoría de las capturas estuvieron a menos de 300 metros de las cercas. Por lo tanto, es probable que los perros asilvestrados condujeran a los ciervos a las cercas para evitar su escape o que los ciervos encontraran las vallas mientras huían y fueron acorralados. Por lo tanto, las tasas de depredación en áreas no valladas podría ser menor que los números encontrados aquí. Sin embargo, como la mayoría de las fincas de caza mayor generalmente están cercadas, el riesgo de depredación puede ser artificialmente alto en estas situaciones, como ocurre en los cobertizos de ganado con daños atribuidos al lobo.

Los autores consideraron que algunos factores podrían haber sesgado sus conclusiones. En primer lugar, la determinación acerca de si las presas estaban ya muertas y los perros solo se alimentaron o realmente depredaron sobre ellas. Sin embargo, los exámenes forenses revelaron, en la mayoría de los casos, que la depredación fue la causa de la muerte, especialmente a partir de observaciones de daños tisulares y hemorragias ocultas después del desollado. En segundo lugar, la existencia de otros depredadores potenciales pudo haber influido en los hallazgos. En el área de estudio el único otro depredador que pudo depredar sobre los ungulados fue el zorro rojo (Vulpes vulpes), pero es improbable que esta especie deprede sobre grandes ungulados. Es más probable que los solitarios zorros rojos carroñeen los cadáveres antes que depredar sobre venados adultos o cervatillos.

Para concluir, para corroborar sus hallazgos los autores se apoyaron en el trabajo de Echegaray y Vilà (2010) en el que se demuestra que los perros fueron los principales responsables de la depredación del ganado en el norte de España, incluso cuando sus áreas de distribución se superpusieron con las de los lobos. Si los perros asilvestrados pueden tener un impacto significativo en los ungulados, que son teóricamente más difíciles de atrapar que el ganado, algunos de los cadáveres encontrados pueden atribuirse erróneamente a la depredación por lobos. Además, los resultados ponen de relieve la importancia de controlar a los perros asilvestrados, no sólo para mejorar el éxito de las especies de caza menor, sino también por la necesidad de mejorar la conservación de los ungulados silvestres en las fincas de caza mayor o reservas de vida silvestre en el área mediterránea, donde otros cánidos superpredadores están ausentes. Esto es especialmente importante en las fincas cercadas y gestionadas intensivamente, donde los perros asilvestrados pueden causar daños considerables a las poblaciones de ungulados.

REFERENCIAS

Byers, C. R., R. K. Steinhorst and P. R. Krausman (1984). “Clarification of a technique for analysis of utilization-availability data”. J. Wildlife Manage. 48: 1050–1053.

Duarte, J., M. A. Farfán and J. E. Fa (2015). “Deer population inhabiting urban areas in the south of Spain: habitat and conflicts”. Eur. J. Wildlife Res. 61: 365–377.

Echegaray, J. and C. Vilà (2010). “Noninvasive monitoring of wolves at the edge of their distribution and the cost of their conservation”. Anim. Conserv. 13: 157–161.

Fowler, J. and L. Cohen (1992). “Practical statistics for field biology”. Wiley, Chichester, U.K

Journal Citation Reports (2016). Consultado el 17 de Noviembre de 2016. https://jcr.incites.thomsonreuters.com/JCRJournalProfileAction.action?pg=JRNLPROF&journalImpactFactor=0.592&year=2015&journalTitle=FOLIA%20ZOOLOGICA&edition=SCIE&journal=FOLIA%20ZOOL

Pérez-González, J., A. Marcia Barbosa. J. Carranza and J. Torres-Porras (2010). “Relative effect of food supplementation and natural resources on female red deer distribution in a Mediterranean ecosystem”. J. Wildlife Manage. 74: 1701–1708.

Queensland Government (2013). “Predation of livestock. Recognising the signs. Fact sheet. Pest animals”. Department of Agriculture, Fisheries and Forestry, Biosecurity Queensland, Australia.

Taylor, K., R. Anderson, P. Taylor y colaboradores (2005). “Dogs, access and nature conservation”. English Nature Research Report 649, Peterborough, U.K.

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