Debido a las dificultades que los gestores de vida silvestre deben afrontar cuando se enfrentan a conflictos asociados con la coexistencia entre lobos y hombres, un primer paso en la planificación sería caracterizar la selección del hábitat del lobo como una función de varias variables interrelacionadas. Estas variables podrían asociarse como variables socioeconómicas (que indicarían perturbación asociada al hombre) y variables ambientales (indicando características naturales que favorecen la presencia del lobo). En el presente estudio se estima la selección de hábitats con respecto a la cobertura del terreno (como índice de características inherentes del hábitat, como densidad de ungulados silvestres), densidad de ganado y de población y densidad de carreteras entre una región considerada adecuada (en términos de estabilidad de ocupación del lobo durante 10 años) y una región adyacente donde la presencia del lobo se registró por aquel entonces pero se caracterizó por la ausencia de lobos en las décadas pasadas.
El trabajo fue publicado en la revista Applied Geography en el año 2004. El «Factor de Impacto» es un indicador bibliométrico usado para medir la calidad de una revista en función del promedio de citas que reciben los artículos publicados en un período de dos años. Actualmente es el indicador más utilizado a nivel mundial en los procesos de evaluación de revistas. En el año 2015 (aún no están disponibles los datos para el año 2016), la revista Applied Geography tuvo un «Factor de Impacto» de 2,565. La siguiente tabla muestra la clasificación de la revista en su categoría temática en función de este parámetro en el año 2015 (Journal Citation Reports, 2016).
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Categoría de la revista |
Total de revistas | Posición de la revista | Cuartil |
| Geografía | 77 | 10 |
Q1 |
Los autores y otros datos del artículo:
Cayuela, L. (2004). «Habitat evaluation for the Iberian wolf Canis lupus in Picos de Europa National Park, Spain”. Applied Geography 24 (3): 199-215.
Este estudio empleó sistemas de información geográfica (SIG) para generar índices de adecuación de hábitat, con el fin de identificar áreas donde la expansión del lobo fuese menos probable que generase nuevos conflictos. Los objetivos principales fueron: (1) aplicar un modelo inductivo para evaluar la idoneidad del hábitat del lobo en Picos de Europa, basándose en la información disponible sobre las variables que influyeron en la distribución del lobo en esta área; y (2) explorar las implicaciones ecológicas y sociales de este modelo para el manejo de la vida silvestre. El resultado del estudio pretendió ayudar a establecer pautas generales que pudiesen ser utilizadas por las organizaciones no gubernamentales y los gobiernos nacionales y regionales en la preparación de planes de manejo y estrategias para la conservación del lobo.
El trabajo de campo se realizó en los Picos de Europa y la cercana cordillera del Cuera, en el noroeste de España, cubriendo un área de aproximadamente 1670 km2. La zona abarcó todo el Parque Nacional y las tierras circundantes, abarcando tres Comunidades Autónomas distintas: Asturias, Cantabria y Castilla y León.
Las cuatro principales especies de ungulados silvestres presentes en la región de estudio fueron el corzo Capreolus capreolus, el ciervo Cervus elaphus, el rebeco Rupicapra pyrenaica y el jabalí Sus scrofa. La densidad humana osciló entre aproximadamente 3 a 200 personas/km2. La actividad económica de la región se basó principalmente en la cría de ganado y el turismo, promovida en la última década por los gobiernos locales (Bunce et al., 1998). La cría de ganado se centró tradicionalmente en pequeñas unidades familiares con un promedio de 10-12 vacas y aproximadamente 50 ovejas y/o cabras (De Sebastián, 1997). Una práctica común fue la trashumancia, que implica el desplazamiento estacional de los animales desde los fondos de los valles, donde pasan los meses más fríos del invierno en corrales y céspedes privados, hasta los pastizales comunes en verano, donde la mayoría de ellos no están vigilados.
METODOLOGÍA
Distribución de los lobos y localización de los datos
Siguiendo el criterio adoptado por Corsi, Duprè y Boitani (1999), la zona del lobo (es decir, el área considerada hábitat del lobo) incluye todos aquellos territorios donde los lobos han estado siempre presentes o se han mantenido poblaciones estables durante al menos los últimos 10 años. Según el autor, este pareció un umbral apropiado para el estudio ya que los lobos comenzaron a recolonizar la cara sur de Picos de Europa durante el período 1986-1992 (Palacios, 1997). Toda la zona de estudio se situó dentro del rango de dispersión de las poblaciones de lobos permanentes en la cordillera cantábrica y la cara sur de los Picos de Europa (es decir, <100 km; Corsi et al., 1999). Por lo tanto, se consideraron dos suposiciones clave que fueron centrales para el desarrollo del modelo: (1) se supuso que los lobos mantuvieron poblaciones estables en ciertos territorios y no en otros debido a condiciones óptimas, especialmente con respecto a la influencia humana; y (2) la diversidad de condiciones ambientales y socioeconómicas dentro de estos territorios representó las mejores condiciones medias para la presencia constante del lobo.
Varios estudios sobre los lobos en el Parque Nacional y las tres Comunidades dentro del área de estudio proporcionaron información útil acerca de los territorios de las manadas (Blanco y Cortes, 1997; Llaneza y Ordiz, 1999; Llaneza et al., 2002; Ordiz, 2002; Palacios, 1997). Estos estudios utilizaron pruebas directas e indirectas para identificar las manadas de lobos y su área de distribución. Las evidencias del lobo incluyeron avistamientos, presencia de huellas, localizaciones de lobos muertos y entrevistas con la gente local. La información sobre la depredación de ganado, aunque disponible, no fue incluida en el modelo ya que se supo que los lobos fueron culpados frecuentemente de muertes de animales que fueron atribuibles a perros asilvestrados. Además, dos consultores independientes y un gestor de recursos del Parque Nacional fueron entrevistados en este estudio sobre los cambios en la distribución del lobo en los últimos 15 años.
El área del lobo fue representada usando todos los registros disponibles de presencia de lobo dentro del área de estudio antes de 1992, lo que proporcionó evidencia de presencia continua de lobos hasta el momento en el que se realizó el estudio. La estabilidad de la población fue un criterio clave para determinar el hábitat óptimo. Sin embargo, hay que subrayar que la distribución del lobo siempre mostró fluctuaciones notables, particularmente alrededor de las fronteras. Los estudios citados anteriormente fueron utilizados en combinación con observaciones directas de los investigadores del lobo para definir el área central de los lobos y el área de distribución actual (es decir, áreas donde los lobos estuvieron ocasionalmente presentes, pero no establecidos de forma constante durante los últimos 10 años previos al estudio o más).
Atributos del modelo
Se seleccionaron todas las variables del hábitat (Tabla 1) (1) para tener en cuenta la información relevante para los requisitos del lobo en los territorios altamente humanizados, pero también (2) con respecto a su disponibilidad y grado de cobertura para toda el área de estudio. El conjunto seleccionado de variables incluyó cinco relacionadas con la presión antropogénica y siete con usos del terreno y tipos de vegetación. Aunque no se pudo determinar la influencia de cada una de las 12 variables y las interacciones entre ellas, se supuso que, tomadas en conjunto, proporcionaron una buena descripción de la diversidad de condiciones en las que se sabe que el lobo está presente. El número de ungulados silvestres no se incluyó en el modelo porque los datos no estuvieron disponibles. Sin embargo, se sabe que esta variable está relacionada con la cubierta vegetal, con una mayor densidad de ungulados silvestres asociados a bosques mixtos, matorrales y suelo desnudo y rocoso (en el caso del rebeco).
Tabla 1. Las 12 variables empleadas en el estudio
| Variable | Origen y resolución de los datos |
| Densidad de ovejas/cabras (animales/km2) | Censo Agrario 2002 (fuente: Ayuntamientos Municipales y
Ministerios Regionales de Asuntos Rurales), agregados por Pastos de montaña |
| Densidad de ganado vacuno (animales/km2) | |
| Densidad de caballos (animales/km2) | |
| Densidad de población (personas/km2) | Instituto Nacional de Estadística (INE) 2001 |
| Distancia a la carretera más cercana (km) | Atlas Nacional de Carreteras (2000), escala 1: 200 000 |
| Asentamientos humanosa | Atlas Nacional de Carreteras (2000), escala 1: 200 000 |
| Plantaciones de eucaliptos y pinosa | Mapas forestales (2000), escala 1: 50 000 |
| Pastizalesa | Mapas forestales (2000), escala 1: 50 000 |
| Matorrala | Mapas forestales (2000), escala 1: 50 000 |
| Bosques mixtosa | Mapas forestales (2000), escala 1: 50 000 |
| Suelo desnudo y rocosoa | Mapas forestales (2000), escala 1: 50 000 |
| Terrenos variosa,b | Mapas forestales (2000), escala 1: 50 000 |
| a Variable clasificada en una matriz de presencia/ausencia. | |
| b Incluyendo varias categorías con muy baja frecuencia en el área de estudio | |
Las carreteras se definieron como todas las rutas pavimentadas, incluyendo carreteras y caminos rurales.
Los tipos de vegetación y las variables de uso del terreno se reclasificaron en siete grupos de un conjunto de 22 categorías iniciales obtenidas directamente de los mapas forestales gubernamentales y almacenadas en ArcView 3.2. (ESRI, 1992). Estas nuevas categorías, que consisten en asentamientos urbanos, plantaciones de eucaliptos y pinos, pastizales, matorrales, bosques mixtos, suelo desnudo y rocoso con vegetación alpina y subalpina, y terrenos varios fueron convertidas posteriormente en capas de mapas independientes que representaron la presencia o ausencia de la categoría en particular.
Después de transponer todas las variables en mapas temáticos, se convirtieron de ráster a una malla (grid) con un tamaño de celda de 1 km (ArcView 3.2; ESRI, 1992). Los datos fueron exportados a SPSS 11.0 para un análisis estadístico (SPSS, 2001). Se probó si las variables siguieron una distribución normal. Se realizaron transformaciones en todas las variables continuas y se seleccionaron aquellas que mejor se aproximaron a una distribución normal determinada por la prueba de Kolmogorov-Smirnov.
Las variables de uso del terreno/tipo de vegetación no se transformaron en absoluto. La probabilidad de desviación respecto a la distribución normal siguió siendo significativa (p <0,01) para todas las variables transformadas, como resultado de un alto poder estadístico debido a tamaños de muestra grandes y/o dependencias espaciales dentro de los datos. La homocedasticidad se exploró utilizando la prueba M de Box. El análisis, a nivel p <0,05, mostró homocedasticidad de las varianzas. Asimismo, se utilizó el test de Mann-Whitney para probar diferencias en la densidad de ovejas/cabras, ganado vacuno y caballos, densidad de población y distancia de carreteras entre áreas de lobo y no lobo, mientras que las pruebas de bondad de ajuste de Chi cuadrado fueron utilizadas para fines similares para el uso del terreno y variables relacionadas con la vegetación. Estos análisis mostraron algunas diferencias significativas entre las áreas de lobo y no lobo. Todas las variables asociadas a la perturbación humana, excepto la densidad de ovejas (p = 0,88), mostraron diferencias significativas entre las áreas de lobo y no lobo, caracterizando el área de lobos por menor densidad de ganado, mayor densidad de caballos, menor densidad de población y mayor distancia a carreteras (todos con p <0,01) que el área de no lobos. Del mismo modo, se encontraron diferencias para casi todas las variables del tipo de uso del terreno y vegetación entre las dos zonas (todas a p <0,01), excepto para el suelo rocoso (p = 0,29). La zona de lobos se caracterizó por una mayor proporción de asentamientos urbanos y de celdas forestales mixtas, mientras que el área de no lobos estuvo ocupada por un porcentaje significativamente mayor de plantaciones, pastizales, matorrales y tierras diversas.
Se calcularon las estadísticas básicas para el área de lobo para las 12 variables (valores medios y desviación estándar o porcentaje de cobertura). El análisis de componentes principales (PCA) fue utilizado como una herramienta exploratoria (Tabachnick y Fidell, 1996) para evaluar la contribución de cada una de las variables que determinaron la presencia de lobo en el área de estudio. El PCA mostró que la multicolinealidad fue baja. Ningún valor dentro de la matriz de correlación excedió de r = 0,3. Las correlaciones más altas fueron entre las variables asociadas a perturbaciones humanas.
Análisis de los datos
El modelo de hábitat se basó en la estadística de distancia de Mahalanobis. Este estadístico mide la disimilitud, basada en las distancias cuadradas estándar, entre un hábitat ideal, que se supone determinado por la ocupación del lobo a largo plazo y el hábitat disponible en cada célula del mapa representado por x. Esto permite construir un índice de condiciones espaciales para el lobo basado en la distancia de Mahalanobis de cualquier localización dada del centroide del área del lobo. El cálculo de la distancia de Mahalanobis al centroide del área de lobo se realizó con el paquete SPSS 11.0 (SPSS, 2001). Una vez realizada la recodificación, los datos se exportaron a ArcView 3.2. (ESRI, 1992) resultando en un mapa de las probabilidades que reflejaría la selección del hábitat del lobo.
RESULTADOS
Análisis de los mapas de hábitat
Se identificaron siete componentes, que explicaron el 81,75% de la varianza total. El componente I explicó la mayor parte de la varianza (20,67%) y agrupó todas las variables asociadas a la perturbación humana juntas, con todas las variables relacionadas con la densidad ganadera y la distancia a la carretera correlacionadas positivamente y la densidad de población correlacionada negativamente. El componente II indicó una relación negativa entre bosque mixto y matorral. El componente III se correlacionó positivamente con el pastizal y negativamente con el matorral. El componente V se correlacionó positivamente con plantaciones de pino y eucalipto y negativamente con pastizales y finalmente los componentes IV, VI y VII se refirieron a variables singulares no correlacionadas (suelo rocoso desnudo, asentamientos humanos y tierras diversas, respectivamente).
INTERPRETACIÓN DE LOS DATOS SEGÚN EL AUTOR
Las técnicas multivariantes tienen en cuenta la interacción simultánea de las variables. Todas las variables relacionadas con la perturbación humana estuvieron en cierta medida interconectadas, como lo confirmó su agrupación en el primer y más importante componente resultante del PCA. El uso del terreno y las variables relacionadas con la vegetación, por el contrario, estuvieron pobremente interrelacionadas y, con mayor frecuencia, esta relación pudo explicarse mediante la sustitución de una etapa sucesional de la vegetación por otra. Por lo tanto, el matorral pareció estar correlacionado negativamente con bosques mixtos y pastizales, y pastizales con plantaciones de pinos y eucaliptos.
Los patrones más claramente observados en el mapa de Mahalanobis son una alta proporción de tierra con alta probabilidad de presencia de lobo en el área de lobo y una alta proporción de tierra con baja probabilidad de presencia de lobo dentro de las áreas no lobunas. El primero es tautológico, siendo el área de lobo utilizada para definir el vector medio del hábitat óptimo de lobos sobre el que se basó la estadística de distancia de Mahalanobis. Esta última observación fue más interesante. La distancia de Mahalanobis no se basa en la clasificación binaria (es decir, en los hábitats usados versus los no utilizados), por lo que el análisis ayudó a señalar claramente las diferencias en las características de las zonas ocupadas de las no ocupadas.
La mayoría de las celdas dentro del área de lobo fueron correctamente clasificadas (es decir, con una alta probabilidad de ocupación del lobo). Sólo unas pocas celdas en el sureste de la zona del lobo fueron clasificadas como de baja probabilidad de ocupación, lo que correspondió en gran medida a una mayor densidad de población humana.
En cuanto al área de no lobos, sólo una zona fue identificada como potencialmente apta para la ocupación de lobos. Este hábitat se extendió en el lado occidental del área de estudio, en Amieva, superponiéndose con parte del área de distribución del lobo de por aquel entonces (L. Llaneza, comunicación personal). Por otra parte, se identificaron dos zonas principales con un hábitat adecuado bajo para los lobos: una costera, con alta densidad de población humana, caracterizada por el aumento del turismo y el desarrollo a lo largo de una importante carretera este-oeste; y una zona montañosa que cubrió la parte septentrional de los tres macizos, que también exhibió un turismo y un desarrollo cada vez mayores, pero fue particularmente inadecuada debido a las actividades ganaderas de ganadería libre. A pesar de una baja probabilidad estimada de ocupación de lobos en esta zona, se registraron signos de presencia de lobo en el lado norte de los macizos occidental y central de los Picos de Europa. Esto sugirió una expansión de las poblaciones de lobos de las áreas contiguas adecuadas, lo que aumentó los conflictos, ya que las matanzas de ganado se produjeron con mayor frecuencia (La Nueva España, 21/06/2002). Como resultado, las autoridades del Parque Nacional y la administración regional acordaron la necesidad de controlar las poblaciones de lobos. Los pastores continuaron presionando para obtener el permiso para implementar tales medidas para hacerlas efectivas (La Nueva España, 21/06/2002). Esto confirmó los patrones de adecuación del hábitat propuesto por el modelo. El hecho de que la probabilidad de ocupación de lobos fuese baja no necesariamente se refirió a la evitación de lobos de estas áreas, sino a las condiciones adversas para su supervivencia en el largo plazo debido a las actitudes negativas de la población local.
Ampliación del modelo
Según el autor, con el fin de mejorar la precisión del modelo, se recomienda una validación para probar su poder predictivo (Conroy et al., 1995). Esto podría lograrse, por ejemplo, calculando la distancia de lugares donde los lobos fueron asesinados o envenenados en los últimos años hasta el centroide del vector de hábitat óptimo del lobo (véase Corsi et al., 1999). Sin embargo, esto no se hizo debido a la falta de información relevante y suficiente.
Por lo tanto, el modelo puede considerarse mejor como una primera indicación de la idoneidad del hábitat del lobo. Siempre se debe tener cuidado cuando se aplican las predicciones de modelos informáticos para tomar decisiones en la vida real sin un análisis crítico de sus limitaciones inherentes. Se necesita un mayor conocimiento de los territorios de los lobos y de su área de distribución. Sería particularmente útil aumentar el número de estudios de radio-localización, no sólo en el área de estudio, sino en otras escalas relevantes. La alta movilidad de los lobos hace hincapié en la necesidad de llevar a cabo estudios similares en los territorios vecinos y vincularlos en un modelo a gran escala de conectividad paisajística.
Implicaciones para la gestión
Según el autor, una de las principales aplicaciones de los modelos multivariantes geográficamente basados en la gestión de grandes carnívoros es la planificación regional. La planificación de la conservación basada en mapas puede ayudar a facilitar la coexistencia entre lobos y hombres identificando las áreas donde el potencial para los conflictos es alto (Carroll et al., 1999). La cuestión que surge entonces es cómo manejar las poblaciones de lobos donde los conflictos pueden surgir. Treves y Karanth (2003) han identificado tres posibles estrategias de manejo: (1) erradicación; (2) control regulado; y (3) preservación. Los pros y contras de cada estrategia deben ser evaluados dentro de un escenario socio-político dado. Los opositores de la recuperación de los carnívoros o la persistencia de su población son activos tanto desde el punto de vista político como sobre el terreno. Por lo tanto, prevenir y mitigar el conflicto entre lobos y hombres debe basarse en una mejor comprensión de la ecología del comportamiento de los carnívoros y en la aceptación pública del manejo de la vida silvestre. Debido a que el lobo está aumentando su población en el norte de España, la eliminación regulada parece una alternativa plausible en aquellas áreas donde el lobo es probable que cause conflictos humanos. El costo del sacrificio regulado tiende a ser bajo. Poner el control en las manos locales, bajo la supervisión de administradores de vida silvestre capacitados, podría satisfacer a los defensores de los derechos de propiedad privada y la autodeterminación. Al mismo tiempo, podría ayudar a aumentar la tolerancia pública para esta especie (Linnell, Swenson, y Andersen, 2001). Promover la caza con licencia podría proporcionar financiación para la protección o el desarrollo rural (véase, por ejemplo, Stowell y Willging, 1992). La combinación de tácticas de control y conservación reguladas podría permitir a los gerentes optimizar las prioridades políticas, económicas y ecológicas (Treves y Karanth, 2003). Sin embargo, la caza de carnívoros es una opción controvertida. Los críticos suelen citar preocupaciones sobre el bienestar animal, aunque también surgen problemas de conservación y científicos (Treves, 2002). Como señalan Treves y Karanth (2003), la gestión de carnívoros se encuentra ahora en una encrucijada en muchas regiones del mundo. El control letal es un enfoque conveniente que puede satisfacer a algunos interesados durante un breve período. Las soluciones profundamente arraigadas al conflicto entre lobos y hombres podrían ir más allá del control letal y orientarse hacia: (1) modificar el comportamiento de los seres humanos, el ganado y los carnívoros; (2) prevenir que las actividades de los seres humanos y carnívoros se intersecten en el espacio. Los primeros incluyen cambios en las prácticas de cría y custodia. Algunos estudios ya han investigado hasta qué punto los planes de incentivos y las campañas de divulgación pueden promover los cambios de comportamiento necesarios (por ejemplo, Fox, 2001). Este último enfoque implica el uso de barreras para proteger el ganado o la protección de las áreas para impedir ciertas actividades humanas a fin de evitar la intersección de las actividades humanas y de los carnívoros. Esta política se está aplicando efectivamente, por ejemplo, para el oso pardo (Ursus arctos) en el norte de España, mediante la instalación de cercas eléctricas alrededor de las colmenas de abejas para evitar la agresión de los osos marrones (R. Hartasánchez, comunicación personal). Desafortunadamente, la protección del ganado libre de los lobos no puede ser tan fácilmente abordada a menos que haya un cambio del sistema de cría hacia la intensificación.
CONCLUSIONES
Aunque los lobos han desarrollado maneras de hacer frente a la ecología del medio ambiente humano en su rango, la idoneidad del hábitat del lobo todavía parece ser una función de la perturbación asociada con el ser humano. En consecuencia, a medida que la presión humana aumenta hacia el norte, en el área de estudio, las probabilidades de una recolonización estable del lobo de un determinado hábitat disminuyen. Debido a este proceso continuo de expansión de la población de lobos hacia el norte y la posterior desaparición debido a la mortalidad inducida por el hombre, estas áreas pueden considerarse sumideros para dispersar o colonizar lobos.
El modelo actual parece explicar los patrones de grano fino de la ocupación del lobo. Sin embargo, sería recomendable considerar diferentes modelos complementarios a una escala espacial más amplia para tener en cuenta la dinámica del lobo y vincularlos junto con un modelo de conectividad paisajística donde se consideren los flujos de dispersión (Carroll et al., 1999). Aunque los datos del mundo real rara vez están disponibles para simulaciones complejas y robustas (Dunning et al., 1995), este enfoque puede proporcionar una primera indicación de la idoneidad del hábitat del lobo a una escala de grano fino y puede usarse como parte de un proceso secuencial de manejo adaptativo. Las áreas donde los lobos son propensos a causar conflictos pueden ser identificadas y los objetivos de manejo de la vida silvestre establecidos para minimizar tales conflictos y optimizar las prioridades políticas, económicas y ecológicas (Treves y Karanth, 2003). Sin embargo, las soluciones a los conflictos carnívoros humanos deben tener en cuenta tanto los objetivos a largo plazo como los objetivos a corto plazo y tienen como objetivo ir más allá del control letal. Estas pueden orientarse hacia: (1) modificación del comportamiento; Y (2) impedir que las actividades de los seres humanos y lobos se intersecten en el espacio.
REFERENCIAS
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