En este estudio se examinó el efecto de dos tipos de barreras en una población de lobos en expansión en un hábitat agrícola en el centro-norte de España. Las barreras fueron: (i) una autopista vallada de cuatro carriles a lo largo de una zona plana sin pasos habilitados para fauna silvestre, y (ii) la arteria del río Duero (RDA), que comprendió el propio río (50-100 m de ancho) y algunas pequeñas infraestructuras a lo largo de él.
El trabajo fue publicado en la revista Canadian Journal of Zoology en el año 2005. El «Factor de Impacto» es un indicador bibliométrico usado para medir la calidad de una revista en función del promedio de citas que reciben los artículos publicados en un período de dos años. Actualmente es el indicador más utilizado a nivel mundial en los procesos de evaluación de revistas. En el año 2015 (aún no están disponibles los datos para el año 2016 ni para 2017), la revista Canadian Journal of Zoology tuvo un «Factor de Impacto» de 1,520. La siguiente tabla muestra la clasificación de la revista en su categoría temática en función de este parámetro en el año 2015 (Journal Citation Reports, 2017).
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Categoría de la revista |
Total de revistas | Posición de la revista | Cuartil |
| Zoología | 161 | 51 |
Q2 |
Los autores y otros datos del artículo:
Blanco, J. C., Y. Cortes and E. Virgos (2005). «Wolf response to two kinds of barriers in an agricultural habitat in Spain.» Canadian Journal of Zoology 83(2): 312-323.
El objetivo de este estudio fue evaluar y comparar los factores que influyeron en la permeabilidad de estos dos tipos de barreras en una población de lobos en expansión en un hábitat agrícola desde dos perspectivas: (1) el enfoque individual, documentando el efecto de ambas barreras en lobos radio-marcados; y (2) el enfoque poblacional, documentando el efecto sobre la expansión de la población.
El estudio se realizó en las provincias de Valladolid y Zamora, en el centro-norte de España. El jabalí, Sus scrofa L., 1758, el único ungulado silvestre de la zona, fue común en los bosques remanentes (alrededor de 1 individuo/km2), pero casi ausente en las áreas agrícolas (Cortés, 2001). Los conejos, Oryctolagus cuniculus (L., 1758), fueron localmente abundantes, y hubo 3,5 liebres ibéricas, Lepus granatensis Rosenhauer, 1856, por kilómetro cuadrado en áreas óptimas (Calzada y Martínez, 1994). La población humana (10-40 habitantes/km2) se dedicó a la agricultura y en menor medida a la ganadería. Los rebaños de ovejas fueron generalmente protegidos por los pastores durante el día y encerrados en corrales por la noche, por lo que el daño al ganado fue moderado y la tolerancia a los lobos fue mayor que en otras partes de España (Blanco y Cortés, 2002). Al norte del río Duero, los lobos pudieron ser cazados legalmente, pero con muchas restricciones; al sur del Duero estuvieron totalmente protegidos. La persecución ilegal fue común en ambos lados del río (Cortés, 2001).
Después de estar ausente durante la mayor parte del siglo XX, los lobos recolonizaron este área a partir de los años setenta. En el momento en el que se realizó el estudio vivían en manadas de 5-10 individuos, siendo su dieta básica la carroña de ganado de los vertederos. Aunque habituados a las actividades humanas, temían a las personas y las evitaban y por ello eran principalmente nocturnos (Cortés, 2001).
METODOLOGÍA
Barreras
Se estudió la influencia en lobos de dos tipos de barreras:
(1) la Autopista Nacional A-6 es una carretera vallada de cuatro carriles de 40-60 m de anchura sin instalaciones específicas de cruce para la fauna y el ganado. El estudio se realizó a lo largo de un segmento de 58 km. Dado que la carretera está vallada a lo largo de su longitud, los lobos deben cruzarlo en puntos específicos. En el segmento de estudio hubo 31 puentes asfaltados para vehículos sobre la carretera (0,53 puentes/km), 14 de ellos (45%) conectando caminos forestales sin pavimentar y 17 (55%) conectando caminos pavimentados. Todos los puentes midieron 50-70 m de largo y 8-12 m de ancho, sin adaptaciones específicas para el cruce de vida silvestre;
(2) la arteria del río Duero (RDA) comprende el propio río Duero (anchura 50-100 m y profundidad máxima 5-8 m) y una carretera sin cercas de dos carriles, una línea de ferrocarril, dos canales de 1,5 m de ancho y dos tiras no forestales de 500 m de ancho a cada lado del río, con una mayor densidad de casas y nivel de uso humano que el resto del paisaje. La arteria es de 1 km de ancho y las características de transporte y canales son paralelos al río.
Localización y radio-marcaje de los lobos
De marzo de 1997 a abril de 1999 se capturaron 11 lobos (5 machos y 6 hembras) en cinco manadas diferentes. De éstos, 3 lobos (2 hembras y 1 macho) fueron radio-marcados a menos de 15 km de la autopista y 8 fueron capturados a <5 km del río Duero: 2 (1 macho y 1 hembra) al sur del río y 6 (3 machos y 3 hembras) al norte del río; uno de los últimos machos se dispersó poco después de ser radio-marcado, y se estableció cerca de la autopista.
Se calculó el tamaño del territorio por el método del polígono convexo mínimo (MCP) (White y Garrott, 1990) y el estimador de kernel (del inglés fixed kernel estimator) (Kenward y Hodder, 1996), utilizando sólo 1 localización por día por lobo para evitar la pseudoreplicación. El número de cruces fue determinado por ubicaciones secuenciales de lobos individuales en lados opuestos de la autopista y el río. El porcentaje de cruces representó un mínimo, ya que sólo se pudo detectar los cruces de ida y vuelta el mismo día durante las sesiones de monitoreo durante la noche.
Seguimiento de la población de lobos y evaluación de la calidad del hábitat
En 2000 y 2001 se llevó a cabo en Castilla y León un estudio detallado del lobo para localizar las manadas reproductoras y determinar las tendencias de la población desde 1988. Partiendo de 9 biólogos, el estudio analizó 330 respuestas de encuestas a guardas y 1258 de cazadores. Además, en 557 días de trabajo de campo, se realizaron 2778 entrevistas personales a la población local, se prospectaron 7787 km en busca de rastros de lobo y se realizaron 209 sesiones de espera y 879 simulaciones de aullidos para localizar los sitios de encuentro (rendezvous sites). Sobre un área de 75 200 km2 se localizaron 149 manadas, 107 de las cuales se consideraron seguras y 42 probables (Llaneza y Blanco, 2005). Los nuevos territorios de las manadas fueron mapeados por radio-seguimiento cuando hubo 1 o más lobos radio-marcados en la manada (Ciucci et al., 1997). De lo contrario, se mapeó el área que comprendió los sitios de encuentro y las guaridas localizadas por aullidos simulados, y el área donde se detectaron rastros de lobo, avistamientos por parte de la población local y ataques al ganado.
RESULTADOS
Impacto de la autopista sobre los lobos radio-marcados
Ecología social de los lobos que cruzaron
Se detectaron cuatro lobos radio-marcados que cruzaron la autopista, es decir, todos los lobos con radio-collar que vivieron a menos de 15 km de la autopista durante al menos un mes. Representaron a las cuatro categorías sociales: (1) una hembra reproductora territorial (F2), aparentemente de >5 años de edad, cuando se radiomarcó. Entre septiembre de 1997 y mayo de 1999, su territorio fue de 532 km2 (100% MCP, 168 reubicaciones), 19% al oeste y 81% al este de la autopista. Sin embargo, el 98% de los encames se encontraron en el lado este de la carretera, donde se localizaron todas las guaridas y los sitios de encuentro, a 12-15 km de la autopista; (2) un joven macho adulto territorial (M4), al parecer el macho reproductor a juzgar por la forma de orinar con la pata levantada y la asistencia consistente a la guarida de 1998 a 2002 (Peterson et al., 2002). Desde mayo de 1998 a mayo de 1999, la extensión total de su territorio fue de 490 km2 (100% MCP, 93 reubicaciones), el 77% y el 23% de su área se encontraron en el lado oeste y este de la autopista, respectivamente, pero sólo el 5% de las reubicaciones se registraron en el lado este. Las guaridas y los sitios de encuentro estuvieron a 6-8 kilómetros al oeste de la carretera; (3) un macho adulto joven (M2), que fue un flotante desde marzo de 1998, cuando fue radiomarcado a 30 km al oeste de la carretera, a enero de 1999. Durante este período, se ubicó 59 días sobre un área de 1632 km2, sin embargo, su territorio pudo haber sido más grande porque se localizó solamente en 48% de intentos. Se observó que el 61% de su territorio y el 60% de las reubicaciones se encontraron en el lado occidental de la autopista y el 39% de la zona y el 40% de las reubicaciones en el lado oriental. Durante su período de dispersión, M2 no utilizó ningún área particular intensivamente. (4) La hembra F3 tenía alrededor de 16 meses de edad cuando se radiomarcó en septiembre de 1998. Vivía en la manada de F2 y pasaba la mayor parte del tiempo con F2 antes de dispersarse, indicando que F2 era probablemente su madre. Durante los 5 años de seguimiento, F3 mostró consecutivamente tres rangos sociales: (1) subadulta territorial que vivió en su aparente manada natal de septiembre de 1997 a octubre de 1998; (2) dispersante de octubre de 1998 a octubre de 1999; y (3) reproductora territorial de octubre de 1999 a septiembre de 2001. Cruzó la autopista durante las tres etapas. Durante la primera etapa, F3 compartió el territorio de F2 y se localizó en un área de 488 km2 (91 reubicaciones), el 21% de la zona (2% de reubicaciones) en el lado occidental y el 79% (97% de reubicaciones) en el este de la autopista, donde se localizaron las guaridas y los sitios de encuentro. Durante la dispersión, F3 se localizó 45 veces en un área de 1309 km2, aunque pudo ser mucho mayor considerando que se detectó en el 59% de los intentos. Se observó que el 31% de la zona y el 27% de las localizaciones estuvieron en el lado oeste de la autopista y el 69% de la zona y el 73% de las localizaciones estuvieron en el lado oriental. En octubre de 1999, F3 (3,5 años de edad en ese momento) estableció su territorio a ambos lados de la autopista, al menos hasta octubre de 2001, cuando se abandonó la vigilancia intensiva. El área central ocupó el hábitat menos boscoso y más perturbado del territorio de F2. El territorio de F3 fue de 333 km2 (72 reubicaciones), 69% de la zona y 71% de reubicaciones en el lado occidental y 31% de la zona y 29% de reubicaciones en el lado este de la autopista. En 2000 y 2001 dio a luz en mayo en una guarida a 500 m al oeste de la autopista, y en agosto trasladó a los cachorros a un maizal 2 km al norte de la guarida y 500 m al oeste de la autopista, donde la manada se mantuvo hasta octubre, cuando iniciaron movimientos nómadas.
Los lobos que cruzaron la autopista vinieron de tres manadas diferentes (cuatro cuando F3 estableció su propia manada), sugiriendo que cruzar autopistas no es el hábito cultural de ninguna manada en particular. Además, se vio a otros miembros de la manada cruzando la autopista con los lobos radio-marcados, y la gente local observó a otros lobos sin radio-collar que cruzaron autopistas valladas de cuatro carriles tanto en la zona de estudio como en otras partes de España. Esto sugiere que la mayoría de los lobos pueden cruzar regularmente autopistas similares a la del área de estudio, así como otras más permeables, es decir, la mayoría de las autopistas españolas. Esto obviamente no significa que las autopistas no tengan efecto alguno en las poblaciones de lobos.
Frecuencias de cruce
Tres de los cuatro lobos territoriales con territorios adyacentes a la autopista la cruzaron esporádicamente (<10% de los días de monitoreo), aparentemente para explorar nuevas áreas o porque fueron atraídos por fuentes inusuales de alimento (por ejemplo, conejos con mixomatosis). Los 2 dispersantes la cruzaron entre el 22% y el 24% de los días de monitoreo, aparentemente buscando un área para establecer un territorio. Del 1 de octubre de 1999 al 12 de octubre de 2001, F3 (cuando era una hembra reproductora) cruzó al menos el 33% de los 72 días de seguimiento. Durante 28 días de intenso monitoreo en agosto y septiembre de 2001, que incluyó 10 períodos de monitoreo continuo de 24 horas, cruzó la carretera en un 39% de los días de monitoreo. Durante este período, se detectó 4 veces descansando durante el día a 500-1000 m de sus 5 cachorros, pero en el otro lado de la carretera. Por la noche cruzó la autopista de regreso al lugar donde se encontraban los cachorros.
Selección del horario
De 14 cruces para los cuales el tiempo fue conocido, 12 ocurrieron por la noche y 2 a la luz del día. Estos resultados coinciden con el patrón de actividad diaria de los lobos radio-marcados, que es principalmente nocturno (datos no publicados), como se registró en otros estudios realizados en áreas afectadas por el ser humano (Ciucci et al., 1997).
Puntos de cruce
En 14 de 67 cruces detectados, los autores estuvieron lo suficientemente cerca de los lobos para determinar el punto de cruce. En todos los casos utilizaron puentes para vehículos sobre la autopista. Debido a que todos los puentes fueron similares, no pudieron identificar las características estructurales que pudieron influir en la selección de puentes por los lobos. La diferencia más importante del paisaje fue la distancia de los puentes a las aldeas, las granjas, o las viviendas habitadas. Diez de 14 (71%) cruces se realizaron sobre puentes en áreas perturbadas, es decir, ≤ 200 m de una vivienda. Teniendo en cuenta que el 61% de los puentes estuvieron situados en zonas no perturbadas, la diferencia fue significativa. El puente más utilizado estuvo cerca de una granja de cultivo bastante activa a menos de 1000 m del sitio de encuentro principal de una manada.
La importancia de la habituación de los lobos a la actividad humana
En el área de estudio, se pudo observar que los lobos estuvieron habituados a la actividad humana y pudieron ser menos reacios a cruzar autopistas que los lobos que viven en áreas silvestres. Tres observaciones ocasionales ilustraron la aparente habituación de los lobos a las autopistas y a las actividades humanas. El 15 de marzo de 1999, a las 16 h 02 min (día), se observó a M4 cruzando un puente sobre la autopista (volumen de tráfico promedio de 11,0 vehículos/min). Después de cruzar el puente, el lobo se detuvo, miró la autopista y al ver el coche de los autores, siguió caminando. El 4 de noviembre de 1998 a las 20 h, después del anochecer, se observó a M2 cazando (probablemente conejos) en la vegetación a lo largo de la autopista, separados por una valla de alambre y al parecer inconsciente del tráfico (tráfico de 7,4 vehículos/min). A las 22 h 10 min, M2 se dirigió hacia el puente más cercano y cruzó la autopista. En una sesión nocturna del 10 de enero de 1988 los autores siguieron a F2 (la hembra reproductora) y F3 (casi seguramente su hija), que se movían juntas, tal vez con otros lobos de su manada. A las 04 h 05 min llegaron a la autopista cerca de un pueblo (población 462); F3 cruzó la autopista por el puente más cercano, situado cerca del pueblo y a menos de 200 m de una gasolinera de 24 h, mientras que F2 tomó un desvío de 1,8 km para seleccionar otro puente en una zona tranquila. Este comportamiento sugirió que la tolerancia a las actividades humanas es una idiosincrasia de los lobos individuales.
Impacto de la arteria del río Duero sobre los lobos radio-marcados
Entre 1997 y 1999, los autores radiomarcaron ocho lobos en dos manadas que vivieron a menos de 5 km del río Duero. Las manadas estuvieron separadas por 100 km en diferentes lados del río (norte y sur); el área central de la manada norte fue un bosque de 15 km2 perteneciente al ejército español. Seis de estos 8 lobos se dispersaron durante el período de estudio; en promedio, los lobos radiomarcados permanecieron <10 km del río durante 7,1 meses (rango 2-17 meses). Cinco de ellos nunca fueron detectados cruzando el río antes de dispersarse o morir. Una de ellas (F4) fue envenenada y murió en la misma zona donde fue radiomarcada, y los 4 restantes se dispersaron; uno de los últimos (M3) lo mató un automóvil durante la dispersión y los otros 3 lobos (M1, M2, y F1) establecieron con éxito un territorio más alejado del río pero del mismo lado donde fueron radiomarcados.
Los autores detectaron sólo 2 cruces de río antes de marzo de 1999 y 32 cruces de abril a julio de 1999. Entre marzo de 1997 y marzo de 1999 (252 días de monitoreo) solo se detectaron 2 cruces. En enero de 1999, la hembra F5 en dispersión efectuó un viaje de ida y vuelta en una zona en la que el río tenía 30 m de ancho y poca profundidad, sin infraestructuras ni zonas perturbadas que pudieran causar un efecto de barrera adicional. En marzo y abril de 1999, radiomarcaron al macho de un año M5 y a una hembra no reproductora F6 en el bosque perteneciente al ejército al norte del río; además, F5 regresó a este bosque después de un período de dispersión de 8 meses. El 28 de abril de 1999 detectaron a F6 por primera vez al sur del río, y la misma noche cruzó otra vez al norte al bosque poseído por el ejército. El 8 de mayo de 1999, se realizaron maniobras militares excepcionalmente extensas, en las que participaron cientos de soldados y un verdadero fuego de artillería. Cuando terminaron una semana más tarde y se pudo reanudar la investigación, los 3 lobos radiomarcados que habitaban habitualmente el bosque (F5, M5 y F6) estaban al sur del río Duero. Durante los 3 meses siguientes, los 3 lobos con collar de radio cruzaron el río regularmente, a veces en dos ocasiones (ida y vuelta) en la misma noche. En este período, F5 cruzó el 19% de los 16 días de seguimiento y M5 y F6 cruzaron el 25% (n = 28) y el 71% (n = 31) de los días, respectivamente. En total, los 3 lobos cruzaron el 43% de los 75 días de seguimiento. En agosto de 1999, F5 y M5 se dispersaron al sur del río Duero, donde F5 fue disparado ilegalmente en febrero de 2001 y M5 desapareció a finales de agosto de 1999; F6 pasó la mayor parte del tiempo al norte del río, donde fue matada ilegalmente en enero de 2000.
Cruzar la RDA es un asunto complejo, ya que los lobos deben franquear todos los obstáculos descritos anteriormente. Los autores sugirieron que F6 aprendió a encontrar el camino a través de estos obstáculos antes de las maniobras militares. Cuando los otros 2 lobos radiomarcados se vieron seriamente perturbados por las maniobras, siguieron a F6 (u otro lobo sin collar de radio que supo cruzar la arteria del río) y aprendieron a cruzar. Después de eso, cruzaron regularmente y finalmente se dispersaron al sur del río Duero, donde la densidad del lobo fue mucho más baja.
Los lobos cruzaron 7 veces durante las sesiones de vigilancia de 24 horas, siempre por la noche. Los autores no pudieron localizar con precisión los puntos de cruce, pero sospecharon que utilizaron puentes para vehículos, aunque al parecer un lobo cruzó una pequeña presa que sólo contenía aguas poco profundas.
Estos resultados indican el importante papel del aprendizaje, y sugieren que la acumulación de obstáculos puede tener efectos sinérgicos, causando un efecto de barrera mayor que la suma de los efectos de los individuos.
La aparente influencia de las autopistas y la arteria del río Duero (RDA) sobre la expansión de las poblaciones
En 1970, la población de lobos del noroeste de España comenzó a expandirse hacia el sur y hacia el este, ocupando nuevas áreas (Blanco y Cortés, 2002). Esto proporcionó la oportunidad de evaluar la influencia relativa de las autopistas y la RDA en la expansión de la población.
La población de lobos ha sido monitoreada regularmente desde 1988 y no hay evidencia de que las autopistas hayan impedido o retrasado la expansión del lobo. Desde 1988, la población en expansión ha pasado 5 autopistas valladas de cuatro carriles y las manadas reproductoras se han establecido casi en ambos lados de ellas, por lo que las autopistas no tienen ninguna influencia aparente en la expansión de la población. Sólo la autopista del País Vasco no ha sido atravesada por la población reproductora desde 1988, cuando se detectó la primera manada reproductora al oeste, lo que se debió a un severo esfuerzo para eliminar a los lobos de las áreas de ovejas de la región (Sáenz de Buruaga et al., 2000).
En contraste, el análisis de la expansión de la población del lobo en su conjunto sugirió que la RDA retrasó esa expansión por cerca de 15 años. Cuando la población de lobos españoles empezó a expandirse, alcanzó el río Duero, al oeste de su área de distribución, a finales de los años setenta y las partes central y oriental en los años ochenta. Durante este período al menos 7 lobos machos solitarios fueron matados de forma esporádica a 50-100 km al sur del río (Blanco et al., 1992), pero no se detectaron manadas reproductoras. Después de establecerse, a finales de los años ochenta y en los noventa, la población inmediatamente al norte del río Duero mostró evidentes signos de aumento. En 1988, la densidad se estimó en 0,4-0,6 lobos/100 km2 (Blanco et al., 1990) y en 1999 en 2,5-3,0 lobos/100 km2 (Blanco y Cortés, 2002). A finales de los años noventa, esta población pareció estar saturada, como sugirió lo siguiente: (i) los lobos radiomarcados pasaron el 41% del período de estudio como flotantes solitarios, es decir, los dispersantes no pudieron encontrar un nuevo territorio (en poblaciones saturadas, los lobos solitarios representan el 29% de la población; Fuller, 1989); (ii) las manadas recién establecidas detectadas por los autores (incluyendo las formadas por lobos radiomarcados) se establecieron en áreas de muy mala calidad, lo que sugirió que los hábitats más adecuados ya estaban ocupados.
Durante este período, la población inmediatamente al sur del río Duero creció muy lentamente. En 1988 y 1990 se detectaron las dos primeras manadas reproductoras a una distancia de casi 200 km, y hasta 1997 no se conocía ninguna nueva manada. Las siguientes nuevas manadas fueron detectadas a partir de 1998 y, de 1997 a 2001, la superficie ocupada por la población se expandió súbitamente en unos 20 000 km2. Por último, en la encuesta realizada en 2001 en Castilla y León, se detectaron 20 manadas y se estimó una densidad de 0,5 lobos/100 km2 al sur del río Duero (Llaneza y Blanco, 2005).
Según los autores, es poco probable que el retraso en la expansión del lobo al sur del río Duero fuese debido a la mala calidad del hábitat o a la alta mortalidad del lobo. El hábitat fue muy similar en ambos lados del río en todos los aspectos excepto en la disponibilidad de refugio: la cobertura forestal fue mucho más alta al sur (26%) que al norte (7%) del río Duero (Cortés, 2001). Además, al sur del río Duero los lobos estuvieron totalmente protegidos por la Directiva de Hábitat de la Unión Europea, pero se clasificaron como especies cinegéticas al norte del río. Así que la razón más probable para el retraso en la expansión del lobo fue el efecto de barrera de la RDA.
INTERPRETACIÓN DE LOS DATOS SEGÚN LOS AUTORES
Este estudio, llevado a cabo en un entorno agrícola plano y sin árboles, mostró que los lobos cruzaron regularmente una autopista vallada de cuatro carriles sin estructuras de cruce para la fauna silvestre y un volumen de tráfico promedio de 12 312 vehículos diarios y no aportó evidencia de que la autopista o similares autopistas españolas limitasen o retrasasen la expansión de la población de lobos. En cambio, 5 de los 8 lobos radiomarcados no fueron registrados cruzando la RDA, y 2 de los 3 lobos restantes comenzaron a cruzar regularmente sólo después de haber sido forzados a hacerlo por una perturbación grave, lo que sugirió que pudo actuar como una barrera importante a nivel individual. El análisis de la expansión de la población de lobos en su conjunto desde 1970 apoya firmemente esta conclusión, ya que hay pruebas sólidas de que la RDA haya retrasado la expansión de la población de lobo en España durante casi dos décadas.
En el área de las dos manadas de estudio, el río Duero en sí mismo no pareció presentar un efecto de barrera mucho mayor que una autopista vallada de cuatro carriles. No fue mucho más ancha y se pudo cruzar a través de puentes o presas o a nado incluso. La diferencia real fue que el río estuvo flanqueado a lo largo de la mayor parte de su curso por otras pequeñas barreras lineales tales como carreteras de dos carriles no valladas, vías férreas, canales, líneas de hábitat perturbado, etc., que por sí sola no plantearían ningún problema al cruce de lobos, pero actuando sinérgicamente, parecieron multiplicar el efecto barrera sobre la población.
Para atravesar carreteras cercadas, los lobos usan pasos inferiores en el Parque Nacional de Banff (Clevenger y Waltho, 2000) y pasos superiores en España, ya que son las estructuras más disponibles en cada área. Los lobos radiomarcados de este estudio no evitaron la presencia humana al seleccionar puntos de cruce en la carretera, utilizando puentes ubicados a menos de 200 m de casas habitadas con iluminación exterior en mayor proporción a su disponibilidad. Como hubo un puente cada 2 km y los lobos caminan a una velocidad media de 8,7 km/h (Mech, 1994), un desvío de 4 km llevaría 27 min. Pero los lobos aparentemente seleccionaron los puentes más cercanos a las guaridas y sitios de encuentro, y prefirieron caminar cerca de casas habitadas en vez de hacer un pequeño desvío para buscar puentes más tranquilos.
En el área de estudio, los cadáveres de ganado promediaron el 75% de la biomasa que constituyó el alimento de los lobos (Cortés, 2001), y la actividad humana estuvo muy extendida a lo largo de los territorios de los lobos, incluyendo las áreas alrededor de las guaridas y sitios de encuentro. Los lobos habituados a la actividad humana pueden ser menos reacios a cruzar autopistas que los lobos que viven en áreas silvestres. Los casos descritos anteriormente, entre ellos un lobo con radio-collar que cruzó la carretera a la luz del día aparentemente sin alteraciones, otro cazando durante horas a lo largo de la autopista y otras observaciones ocasionales, parecen apoyar esta opinión. Los lobos pueden poco a poco acostumbrarse a las carreteras y otros hábitats perturbados en un proceso que puede tardar algunas generaciones y se ilustra por el cambio en el comportamiento de F3. Cuando maduró, estableció su territorio a ambos lados de la autopista, dadas las tres circunstancias. En primer lugar, estuvo familiarizada con la autopista y los pasos superiores, ya que los había visitado esporádicamente en años anteriores con su manada nativa; en segundo lugar, la zona estuvo aparentemente saturada de lobos, y las nuevas parejas estuvieron obligadas a instalarse en hábitats muy perturbados; y en tercer lugar, F3 pareció ser una loba especialmente temeraria, como lo sugirió su comportamiento agresivo cuando fue capturada, el hecho de que fue observada atacando a un rebaño de ovejas a la luz del día con el pastor presente y su uso de hábitats mucho más perturbados que la otra miembro radiomarcada de su manada.
La idiosincrasia de los lobos individuales puede influir en la adaptación a los hábitats perturbados por sí mismos y sus descendientes. Después de instalar su territorio en ambos lados de la carretera, F3 crió 6 cachorros en 2000 y 5 cachorros en 2001, que vivieron a menos de 1000 metros de la autopista al menos de mayo a octubre y por lo tanto estuvieron particularmente habituados a vivir cerca de autopistas. Las características genéticas y culturales de estos lobos tienden a prevalecer en ambientes con autopistas.
Los lobos son adaptables, animales sociales y reproductores rápidos (Mech 1995), por lo que tienen más oportunidades de aprender de otros individuos en el mismo grupo y transmitir información a un mayor número de descendientes.
Sin embargo, el hecho de que los lobos puedan cruzar las autopistas de la zona de estudio con regularidad, no implica que no representen ningún problema para los lobos. Las autopistas cercadas probablemente reorientan los movimientos de lobo a los puntos de cruce, y algunos individuos se niegan a usar estas instalaciones (Clevenger, 1999). Además, los lobos son atropellados por vehículos, incluso en autopistas cercadas. En el área de estudio no se atropelló a ningún lobo radiomarcado en la autopista, pero tres lobos sin radiomarcar murieron por los coches en la sección de 58 kilómetros que se supervisó desde 1997 hasta 2000 y 3 de los 11 lobos radiomarcados murieron atropellados por los coches en las carreteras secundarias sin cercar o en las pistas.
En cambio, el efecto barrera causado por la RDA fue mucho más importante que el de la autopista de estudio, ya que en España ha retrasado la expansión de la población de lobo durante casi dos décadas, y en Portugal -donde el hábitat está más perturbado y el río es más ancho, ya que está más cerca de su desembocadura- la arteria pareció aislar a la pequeña y dispersa población del sur (que constaba de unas 8 manadas) de la densa población del norte (Moreira, 1998). En España, en los años 80 y en la mayor parte de los 90, se detectaron varios lobos solitarios y dos manadas separadas casi 200 km al sur del río Duero, pero la población no aumentó en más de 15 años (Blanco y Cortés, 2002).
Los autores sólo pudieron pensar en tres explicaciones plausibles para este período de estancamiento de la población del lobo al sur del río Duero, seguido de una rápida expansión: 1) mala calidad y distribución del hábitat; 2) diferencias en el nivel de persecución; y 3) reducción de la inmigración y, debido a la barrera planteada por la RDA, un efecto Allee que predice una disminución en la reproducción y/o supervivencia cuando los individuos conespecíficos no son lo suficientemente numerosos (Courchamp et al., 1999, Stephens y Sutherland, 1999), principalmente en especies sociales (Courchamp et al., 2000). La calidad del hábitat no pareció ser más pobre al sur del río. Los bosques representaron el 7% del hábitat al norte del río Duero, pero el 26% al sur del río, y representaron el 42% de los territorios de los lobos con radio-collar que vivieron al sur del río (Cortés, 2001). No detectaron diferencias en otras características del hábitat, incluyendo la disponibilidad de alimento, en los dos lados del río. Además, los lobos estuvieron totalmente protegidos al sur del río Duero, mientras que hubo una pequeña cuota de caza en el norte. Tampoco la persecución ilegal pareció ser más alta en el sur. Entre los lobos radiomarcados, sólo 1 de 4 (25%) fue asesinado ilegalmente en el sur, en comparación con 3 de 7 (43%) en el norte.
El estancamiento de la población durante casi dos décadas podría deberse al efecto Allee. En este estudio, la llegada regular de lobos al sur del río Duero sugirió que el estancamiento de 15 años pudo haber sido debido a la atracción conespecífica (Reed y Dobson, 1993), lo que habría desalentado a los dispersantes de establecerse al sur del río, donde casi no había ningún congénere. En ausencia del efecto de barrera de la RDA, la expansión de la población probablemente habría sido tan regular como fue al norte del río.
Este estudio sugiere que la adición de varias barreras pequeñas puede tener efectos sinérgicos, creando un efecto barrera mucho más fuerte. Hasta entonces, las autopistas no habían ejercido un efecto obvio sobre las poblaciones de lobos en España, pero muchas de ellas eran de reciente construcción y estaban aumentando progresivamente estaciones de servicio, hoteles y otras instalaciones, lo que pudo aumentar el efecto barrera. Además, el número de autopistas valladas de cuatro carriles estaba aumentando rápidamente. En un área de 25 000 km2 que incluyó el área de estudio, había 175 km de autopistas en 1997 y 635 km más en 2007. Estas barreras, actuando juntas, pudieron haber tenido un impacto aún no detectado en autopistas individuales. Por lo tanto, los autores recomendaron la construcción de cruces de fauna silvestre como una medida rutinaria en cualquier nueva infraestructura, siguiendo los procedimientos descritos en la literatura científica revisada en este documento. La pequeña población de lobos portuguesa al sur del río Duero estaba disminuyendo o estable en los últimos 30 años, en contraste con la floreciente población al norte del río (Grilo et al., 2002). Dado que la RDA es probablemente una barrera importante, debería promoverse el contacto natural con la emergente población española al sur del río para permitir que esta población portuguesa se recupere. El río Duero es el único río importante dentro del área de distribución del lobo en la península ibérica. Sin embargo, un patrón de obstáculos similar al descrito en este documento es común en gran parte de otros ríos ibéricos y europeos importantes, que pueden ser barreras de consideración para los lobos y otros grandes mamíferos. Hay tantas combinaciones diferentes de obstáculos potenciales que es difícil proponer modificaciones estándar para minimizar el efecto barrera de las arterias del río. Sin embargo, los autores sugirieron identificar las áreas menos perturbadas a lo largo de los principales ríos y mantenerlas lo más permeables posible como parte de los corredores de grandes mamíferos que deben ser activamente preservados en paisajes fragmentados.
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